Gingerbread Man [Poe/Ranpo]

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Poe no era gran fanático de la temporada navideña, ya que siempre la había visto una pérdida de tiempo para planificar su "venganza" contra el alumno japonés que lo venció en las olimpiadas de conocimientos.

Eso hasta que fue a ese intercambio cultural en Japón y conoció a Ranpo un poco más cuando comenzaron a estudiar juntos; salían, jugaban, comían en compañía del otro. Se habían vuelto amigos.

Se enamoró.

Se declaró en medio de una novela que le había dado a Edogawa, donde resaltó con verde y violeta en cada página ciertas palabras o frases hasta completar una carta en donde confesaba sus sentimientos por el detective.

"Desde hace mucho tiempo que dejé de entender el móvil de mis acciones. La razón de mi actuar. El motivo de mi vivir.

Te conocí a ti, por lo menos de verdad, y entonces comprendí el significado de mi existir.

Al principio era algo inexplicable lo que estaba detrás del fuerte palpitar incesante de mi corazón, retumbando en las paredes de mi pecho como queriendo salir de él y dejarme atrás. Como si me llamase a perseguirte.

Cada vez que te veo, que te miro, te observo o aprecio, no puedo evitar sentirme pleno y como si la felicidad no pudiese caber dentro de mí.

¿Me podrías explicar qué fue lo que hiciste?

Tal vez no lo sepas; o tal vez lo sepas mejor que yo. Pero eso sería de acuerdo a cómo lo veas.

¿Ves esto de la misma forma que yo?

Dime, por favor, lo que piensas. Cuéntame lo que opinas.

Responde esta desesperada carta con tus más sinceros sentimientos."

No le había quedado tan bien como él hubiera querido, pero solo se puso a subrayar líneas de una novela corta que había escrito para el mismo chico que, apenas se percató de este detalle, comenzó a pasar las páginas con atropellamiento para descifrar el mensaje oculto.

Aún recuerda las gruesas lágrimas que se resbalaban por sus mejillas sonrojadas al terminar de leer todo.

"Me gustas, Edgar." Y esas palabras sonaron tan irreales y mágicas en sus oídos, que no pudo evitar lanzarse a abrazarlo y agradecer entre balbuceos y sollozos.

Desde ahí comenzaron su relación.

Sabía que el chico adoraba tanto la Navidad como Halloween y San Valentín. No le sorprendía en lo absoluto, pero la petición que este le había hecho, sí.

Eso lo llevó a rememorar todos esos bellos momentos que pasaron juntos, sintiendo como todo se quemaba poco a poco en los rincones de su mente.

—¡Hagamos hombres de jenibre, Poe-kun!

Había escuchado muchas veces que su novio era uno de los peores cocineros del mundo entero, siendo tan mal repostero como lo bueno que era siendo detective. Por lo menos eso le había dicho Dazai.

Ahora temía por su vida, pero no por rechazarle, si no, por estar con el cabello amarrado y un delantal celeste amarrado a la cintura frente a la cocina de su apartamento.

—¡Muy bien, ya tenemos todos los ingredientes!—Se quitó su característico gorro y lo tiró en una de las sillas del comedor. Se dobló las mangas de su camiseta y se preparó para cocinar—Muero de ganas por preparar galletas junto a ti, Poe-kun.

Le dio una hermosa sonrisa, que derritió una vez más el corazón de su novio, que no pudo hacer más que asentir ante lo dicho.

—Pues comenzemos...

Lo siguiente no se lo había esperado en lo absoluto, es más, hubiese jurado que estaba alucinando si no fuera porque Ranpo estaba justo a su lado.

El menor había tomado todos los ingredientes secos y los colocó muy cuidadosamente en un bowl, para después poner la mantequilla en otro recipiente y agregar azúcar y melaza. Se volteó a pedirle a su novio la batidora. No había hecho ningún desastre después de medir la harina o pesar la margarina o al agarrar la melaza.

¿Ese de ahí era Edogawa Ranpo, el descuidado chico que tenía por pareja?

Fue a las despensas de su cocina, alcanzando la máquina y pasándoselo al de ojos verdes, que al aparecer los había abierto al comenzar la preparación de las galletas.

De verdad. Esto ya le estaba preocupando demasiado.

—Eddie, ahora te toca integrar eso acá-Le señaló su mezcla de harina y después la de mantequilla—. Y después tenemos que ponerlo en una bolsa de plástico.

Sin duda le parecía muy tierno que se estuviera serio y concentrado en eso; pero ya debía de parar.

A menos... Que Dazai le hubiese mentido.

"Nunca confíes en lo que dice ese suicida, que sólo quiere molestarte." Eso le habían dicho casi todos en su curso al llegar a Japón.

—Cariño—fue el turno de Ranpo de sonrojarse—, ¿de dónde aprendiste esta receta?

El chico miró hacia otro lado, balbuceando un par de incoherencias.

Edgar suspiró con una sonrisa, terminando de mezclar lo que le había dicho su novio y guardándolo en la bolsa que le había dado.

Se acercó a él para abrazarlo por la espalda. Ranpo era débil cuando su pareja tomaba la iniciativa.

—¿No me vas a decir, lindo?—Sí, ni el mismo Poe se reconoce cuando habla así—Vamos, que enserio quiero saber.

—¡Tú no eres Poe! ¡Eres Edgar, ¿verdad?!—Edogawa tenía la fuerte creencia de que su novio tenía 3 diferentes personalidades por sus 3 nombres: Poe para todos, Edgar para él y Allan para la cama.

El escritor se rió al ver a su chico nervioso. No siempre lograba ponerlo de esa manera.

Le dio una vuelta entre sus brazos, quedando frente a frente antes de darle un corto beso en los labios.

—Mis papás me enseñaron a hacerlas cuando me adoptaron y en el orfanato tuve que aprender para darle algo a Akiko.—Nadie más que Edgar Allan Poe podía hacer eso con él. Nadie más.

El más alto besó su frente con cariño.

—Y yo apostaba a que mi precioso novio no sabía cocinar y yo tendría que hacerle todo en un futuro.

—¡No me importa! Yo soy tu consentido y es tu deber mimarme todo el tiempo.

Sí, ahí estaba el Ranpo que conocía.

Se rió un poco, volviendo a unir sus labios con amor y separándose para llevarlo a su pequeña sala de estar.

—Entonces vamos a consentirte viendo una película.—Un pequeño mapache apareció de la nada, bostezando y apagándose al futuro detective.

El chico lo levantó y abrazó, sentándose casi encima de su novio y volviendo a besarlo.

Karl se libró y se echó en el otro lado de la mueble para evitar que la pareja lo aplastara con sus constantes muestras de afecto.

Poe aprendió que su novio sabe cocinar y Ranpo se sintió feliz por haber aprendido a cocinar.

Sin contar que mataría a Osamu por profanar su puesto e insultar sus habilidades.

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-1135 palabras

-Ranpoe para ti. Ranpoe para mí. Ranpoe para todos.

Misaki K.

Christmas Month-[2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora