(🥀) a Satoru Gojo fanfic
❝ Mi camino va en una dirección muy concreta, y ni el destino ni la fé ni la esperanza pueden cambiarlo. ❞
El mundo tiene un lado oculto,
sobrenatural, que nos susurra,
se intuye, pero que p...
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Si había algo que todavía no podía entender Mitsuya era el porque siempre terminaba en ese bosque. Era su segunda vez ahí, en realidad, pero el lugar se sentía familiar ya, de una forma particularmente torcida y escalofriante. Era como si el lugar lo llamara, diciéndole que él pertenecía ahí. Tal vez era que los golpes de los miembros del clan Kudo habían afectado por fin su cerebro, pero así era como se sentía en ese lugar.
Por lo menos está vez no se estaba ahogando debido a que su cabeza estaba metida en el agua por alguna razón que no acababa de comprender. Pero nuevamente ahí estaba, en el bosque maldito del clan Kudo, cerca del lago de la última vez.
Había estado ahí, la última vez, hace un par de años con el niño del clan Gojo. No llegaron tan lejos, solo lo suficiente para saciar la curiosidad del visitante. Mitsuya quería evitar los problemas, cosa que al final no consiguió. Daba igual, de cualquier forma estaría en problemas, siempre terminaba involucrado en algún problema para los miembros del clan.
Se sentó en el césped y colocó su mirada en el cielo, era bastante cómodo estar ahí. Existía la posibilidad de que estuviera dentro de una pesadilla, pero se sentía tan tranquilo ese espacio, igual de tranquilo que el clan a altas horas de la madrugada, cosa que había comprobado debido a sus pesadillas.
— Te ves muy tranquilo, niño.
Mitsuya giro su cabeza en la dirección donde provenía la voz. Lo pudo reconocer sin dificultad alguna, era difícil olvidar la voz que aparecía en muchas de tus pesadillas. Se encontraba agachado a su derecha el hombre que hace un par de años vio en una de sus pesadillas. Estiró su dedo índice izquierdo, acercándose de manera peligrosa a la mejilla del menor. Fue detenido por varios destellos dorados, esa era la barrera que lo protegía.
El hombre chasqueó la lengua —. Ni muerto me dejas de molestar.
Mitsuya se giró en dirección contraria en cuanto sintió otra presencia, que no noto hasta que estuvo muy cerca. Habían rastro de bastante energía maldita, la cual desaparecía rápidamente. La energía maldita se sentía familiar, pero al mismo tiempo totalmente desconocida.
— Entonces deberías irte — su tono era elegante, aunque no parecía estar siendo muy amable con el otro. Incluso verlo ahí de pie te hacía ver que estaba lleno de elegancia y grandeza. Era extraño ver a alguien así.
La maldición solo río, ladeando su cabeza —. Es mi juego.
El hombre de postura elegante hizo un par de movimientos con sus dedos, como si estuviera escribiendo algo en el aire. Mitsuya no pudo entender, pero parecía que tenía algo que ver con su técnica maldita. Algo de dolor se esparció por su cuerpo y luego estaba solo con el hombre elegante.
