XI

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Jungkook

Definitivamente, entre Eunji y Kai me van a volver loco. Mientras que ella se arregla, yo tengo una lucha interna con Kai.

Entiendo que ella me rehúya, he sido un capullo durante todo este tiempo, pero por la Diosa que me vuelve loco tenerla cerca y no poderla tocar ni besar a mi antojo.

Desde que mi maldito lobo se empezó a interesar por ella hace más de dos meses, no he podido estar con otra chica. Tenía razón, algo especial estaba por llegar, pero todo este tiempo de abstinencia me tiene más salido que el pico de una plancha.

Lo de esta noche ha sido una tortura... Suerte que esta chica duerme como un oso, llega a darse cuenta de lo duro que me tenía...

"Te dije que algo especial iba a llegar,

y ha llegado, así que ahora no la cagues."

"Joder Kai ¿Tú te crees que puedo estar así?"

"No es que puedas, es que debes.

Tienes dos manos bien hermosas

para apañárselas solo"

"Sabes que esto no se puede alargar mucho,

si no la marco pronto nuestro olor y deseo se irá

haciendo más fuertes, sin mencionar que me iré

debilitando hasta el punto de no poder defenderla

de otro alfa ¡Y aquí hay unos cuantos!

"Relájate lobito..."

"No me llames así, eso solo le corresponde a ella"

Bufo tan fuerte que temo que ella me haya oído, suerte que le gusta cantar mientras se ducha, es todo un espectáculo.

"¡Que te relajes idiota! Ella no es como las

demás, necesita su tiempo. Solo ha pasado un día,

sabes que su deseo no dejara que pasen más de

cuatro o cinco días"

"¿¡Cinco días!? Maldita sea, me voy a matar a

pajas Kai. Solo de pensar en ella ya llevo un

hierro ahí abajo"

"Búscate la vida machote, tú verás como

lo haces, pero no la cagues. Ahora disimula

que ya viene"

No me hace falta mucho para poder disimular, me entretengo con la cantidad de fotos que hay en uno de los muebles del salón, cojo una que me llama mucho la atención, es un retrato de Eunji, diría yo que de hace poco. Sale realmente preciosa, su pelo ondulado recogido con una cinta con un par mechones rebeldes rozando su mejilla. Esos ojos tan especiales que me vuelven loco, uno totalmente azul, tan azul como el cielo, y el otro del mismo azul pero con la mitad de color miel.

Pensar que por las tonterías de mi padre, he permitido que la gente se metiera con ella... Acaricio su mejilla en la foto, tan embelesado que me doy cuenta de su presencia, justo cuando la tengo a mi lado.

— Si tanto te gusta, te la puedes quedar.

Me doy la vuelta para mirarle a la cara y ¡Oh, mierda! Es jodida e irresistiblemente preciosa.

Lleva puesta una camiseta blanca básica de tiras anchas, metida por dentro de unos pantalones vaqueros ajustados que marca todas y cada una de las curvas de su cuerpo, con el dobladillo algo recogido en los tobillos, y unas vans negras en los pies.

Automáticamente, me acerco a ella, agarrándola de la cintura, atrayéndola hacia mí, sin poder evitar que la foto caiga al suelo. Veo como se queda estática, creo que tan siquiera respira.

"¿Qué parte de que le des su tiempo es la

que no entiendes tú? ¡La vas a espantar animal!

Por mucho que me joda, tiene razón, me separo de ella, dejándole su espacio. Su ceño fruncido no me deja muy claro si le ha molestado que la pegue a mí, o que me aleje de ella. ¿Por qué tiene que ser tan difícil?

— E-esto... lo siento, no lo he podido evitar.

Me mira fijo a los ojos, y segundos después me dedica una sonrisa de medio lado.

— Sorprendentemente, me agrada estar entre tus brazos. Siento el impulso de estar cerca de ti. Y eso me deja la cabeza loca, porque hace menos de 24 h tan siquiera quería que respirases el mismo aire que yo.

Veo que nos va la sinceridad.

— No sé si darte las gracias o el pésame por lo que te va a tocar aguantar.

Esto hace que ría fuertemente. Podría estar diciendo mil idioteces por minuto, con tal de escuchar su risa una y otra vez. Me tiene embobado y caliente. Me estoy volviendo gilipollas por segundos.

Debe fascinarle verme así, con la cara desencajada, porque se acerca lentamente a mí, con una mirada felina, que me deja helado.

— Cada minuto a tu lado, se me hace más duro. Más irresistible. El deseo de ser marcada me desgarra por dentro.

Posa sus manos sobre mi pecho, haciendo que se acelere mi respiración. Mis manos viajan automáticamente de nuevo a su cintura, encajando perfectamente en sus curvas.

— Lobita, por favor, no me tortures. Necesito marcarte, que seas totalmente mía. No quiero que nadie se atreva a tocarte, a mirarte. Quiero tener tu marca, necesito hacerlo.

Acerca su cara a mi cuello, inhala fuerte, llenando sus pulmones con mi aroma. En ese momento es cuando ella me susurra.

— Para dejar que alguien te marque, debes confiar plenamente en él. Gánate mi confianza.

Se separa bruscamente de mí, dejándome jadeante, con las pulsaciones por las nubes, la respiración totalmente agitada, mi mente a mil por hora, y mi amigo de abajo tan tieso como un palo.

¡Mierda! Definitivamente, hoy no va a ser un buen día.

— Vamos lobito, tenemos unos padres con los que hablar.

Se gira dándome la espalda, dejándome aquí plantado, como si nada hubiera pasado. Yo soy el alfa, pero ella es la que me domina. Lo malo no es que no me guste, lo malo es que me encanta, me fascina, me vuelve loco... Es algo que nunca me ha pasado, nunca lo he permitido, pero está claro que ella ha llegado a mi vida para romper todos los moldes, todos mis esquemas.

Eso es malo, muy malo. Va a poder hacer conmigo todo lo que ella quiera.

¿Quién es ahora el omega?

¿Quién es ahora el omega?

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DESTINY [versión fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora