Belleza

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"Mychael..." todo su cuerpo se tenso al escuchar pronunciar su nombre.

Estaban sentados frente al fuego hablando tranquilamente. El, como muchas veces, se interesó en cómo era tu vida conviviendo con otros humanos, y en algún punto la conversación había terminado en tus días de estudiante y muchas de las tantas experiencias que tuviste en esa etapa, tanto buenas como malas. Él escuchó atentamente todo lo que decías.

Hablaste de lo difícil que fue lidiar con algunos profesores que no gustaban mas que humillar a sus alumnos, los exámenes que tristemente reprobaste, y la gracia de tener compañeros, que aunque no te llevaras bien con todos e incluso llegarás a odiar a algunos, habías hecho muy buenos amigos. Personas increíbles con las que habías creado hermosas memorias que permanecerán por siempre en tu corazón.

Todo parecía estar bien hasta que soltó unas palabras.

"me pregunto qué se sentiría tener todo eso... si tan solo no luciera como un monstruo."

El tenía una expresión muy triste y frustrada. Estabas seguro de que su intención no había sido que lo escucharas, o que siquiera hubiera querido decirlo en voz alta.

Sus orejas estaban completamente caídas y podías notar en los músculos alrededor de su quijada como apretaba los dientes. Odiabas eso, no podías soportar cada vez que se refería a sí mismo como un monstruo. Lo hacía bastante seguido, comentarios pequeños al azar y chistes que más que dar gracia eran tristes. Claro que podías entender porque se sentía de esa forma, pero aun así...

"Mychael..." llevaste tu mano hasta la suya, entrelazando los dedos y dando un pequeño apretón. "No eres un monstruo... se que te lo he dicho muchas veces y que no puedo hacer que cambies como te ves a ti mismo tan fácilmente pero... es muy doloroso escuchar que te refieras a ti mismo de esa forma." él soltó un bufido antes de replicar.

"¿Cómo podría?... Soy consciente de cómo luzco, no tienes que mentirme"

"No estoy mintiendo... si, luces diferente, pero eso no significa que seas un monstruo o que seas desagradable siquiera" El no pareció estar convencido. En su lugar te dio lo que te pareció ser la sonrisa más amarga que hayas visto.

"Se que lo dices porque somos amigos y me quieres hacer sentir bien. Lo agradezco pero... no puedes cambiar como son las cosas realmente"

Si no fuera porque estabas decidido a hacerle ver que eras sincero, habrías llorado en ese mismo instante.

Sus palabras no solo eran dolorosas. Podías ver a través de ellas la imagen que tenía de sí mismo, lo arraigadas que estaban en su mente como enredaderas con espinas. Cada vez que el llegaba a mirar su reflejo notabas la cara de asco y repudio que se daba a sí mismo ¿porque? ¿Por qué un chico tan dulce como él tenía que pasar por todo eso?

Sin ninguna advertencia te sentaste sobre su regazo mirándolo con determinación a la cara. Su rostro se puso azul y trato de retroceder inmediatamente, pero dejaste caer todo tu peso sobre él. Si quería apartarte tendría que empujarte.

Entonces optó por esconder el rostro de tus ojos, pero lo sujetaste presionando tus palmas contra sus mejillas. Su boca se aplastó en una mueca y un pequeño sonido salió de ella.

"¿Cómo puedo hacer que me creas?" él miró a un lado, dejándose hacer pero claramente reacio a aceptar tus palabras. Por más que quisiera, era incapaz de creer que su apariencia no era más que desagradable. Y pensaba, de hecho, que era sumamente afortunado de que tú la soportaras. Que fueras tan buena persona como para aceptar estar cerca de él aguantando el asco.

"No lo digo por ser agradable contigo maldición... realmente pienso que eres hermoso" Todo tu rostro ardió en rojo. Casi sentías como si todo eso fuera una declaración de amor. Y es que eso era justamente lo que sentías por él en ese punto.

Aprendiendo a no estar soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora