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El picor de las rocas creaba sensaciones de hormigueo por toda su espalada. No era el lugar indicado, pero el frio de esa pared en aquella cueva le daba la oportunidad de congelar sus sentidos. Sentado en el suelo, con las piernas estiradas podía observar el camino entre la tierra por el que se había casi arrastrado hace tiempo para llegar ahí.

Un ruido lo hizo levantar la vista encontrándose con Wei Wuxian en el otro extremo, sentado en aquella silla comiendo alegremente en una mesa. La cual tenía tazones de comida acomodados de forma estratégica para poder resaltar dos más grandes, donde el arroz se alzaba en una pequeña montaña dejando salir un sutil vapor reflejando su calor. Unos palillos danzaban de un plato a otro mientras pedazos de carne de texturas diversas con colores levemente rojizos o cafés iban directo a la boca del patriarca. Para luego acompañarlos con arroz o algunas verduras con toques de hojas y especies.

El aroma pronto impregno el lugar danzando de un extremo a otro haciendo que el sabor se pudiera sentir en aquel que lo oliera. En especial en Jiang Wanyin quien sentía su boca humedecerse, maldiciendo internamente por la capacidad de su cuerpo que aun encontrándose en esa situación de congelamiento y dolor, pidiera desesperadamente alimento.

Una voz lo saco de sus pensamientos surgiendo con alegría por tercera vez en ese corto lapso de tiempo. – Jiang Cheng ven a comer- Pronunciaba mientras volvía a engullir su comida.

Una ira empezó a acumularse en el pecho del menor quien con voz áspera escupió –No me llames así- Una sonrisa salió del patriarca quien ladeo la cabeza dejando pasar el alimento – Ese es tu nombre – corto para luego mirarlo – Párate y ven a sentarte- Señalo con los palillos en sus manos el pequeño banquillo que se posaba a su costado en aquella mesa.

Wanyin apretó la mandíbula dejando salir un gruñido – No lo haré – Vio entonces el rostro del otro ser cubierto por su flequillo, mientras tomaba una jarra sirviéndose en una pequeña taza. Alzándola, la poso sobre sus labios para inclinarse hacia atrás y dejar caer su contenido en su garganta, desde esa posición el menor podía ver bajar y subir esa manzana de adán.

La taza ahora vacía seguía en las manos de él, quien volvió a mirarlo. Mostrándole el objeto – Ven y sírveme – pronuncio para luego con énfasis dejar salir de forma lenta un –Jiang Cheng –

Los puños del nombrado presionaba la tierra que jalo del suelo mientras los cerraba, una blancura se extendió en sus manos. – ¡NO LO HARÉ! – Grito mirando con sorpresa como en un segundo el sonido de platos quebrarse al contacto con las rocas retumbaba en el lugar, mientras la mesa de madera se esparcía en pequeños fragmentos en el suelo.

El patriarca miraba detenidamente sus pies que antes habían cometido esa destrucción ser manchados por el alimento. En sus manos yacía la jarra de vino y en la otra la taza. Luego empezó a caminar hacia el menor quien se mantenía firme mirándolo desde el suelo. Mostrando su altivez por haber logrado desequilibrar al mayor.

A un metro de distancia Wei Wuxian quien lo miraba con ojos brillantes empezó a elevar las comisuras de sus labios a la vez que alzaba de nuevo la jarra volteándola delicadamente, dejando caer su contenido. Esparciéndose por el suelo el menor podía ver el líquido humedecer la tierra formando un recorrido llegar a sus pies.

Su boca que se encontraba sin la presencia de esa sustancia tan vital desde hace días solo podía presionarse. Siendo acompañada por la irritación de una garganta seca carente de vida cuyos temblores de una manzana de adán que recorría esos caminos rozaba dolorosamente.

En pedidos de clemencia su mente le incitaba a gatear hasta ese lugar para poder beber. Inclinarse en el suelo para lograr adsorber aquel charco que en vez de ser asqueroso lo veía como el mejor alivio que podría sentir. Si lo hiciera.

Negándose miro los ojos de aquel que cometía aquella crueldad para con ira notar su diversión al verlo luchar contra sí mismo.

- ¡MALDITO! – Grito en exasperación.

Wei Wuxian entretenido soltó un suspiro para luego con un tono firme contestar - Jiang Cheng tendrás un tazón de arroz cuando te sientes a mi costado, comerás carne si antes dejas un pedazo en mi boca y solo beberás si sirves mi copa primero - Burlas le siguieron mientras se retiraba – ¡VEAMOS CUANTO AGUANTA EL GRAN SANDU SHENGSHOU!  




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Tengo hambre

Has dejado de ser mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora