Errores

18

Solo un mensaje

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—¿Y tú donde pasaste la noche?

Subo la vista a mi madre que está de pie en medio de la entrada, de brazos cruzados, mirándome con una ceja enarcada.

—En un lugar no muy lejos de aquí —le sonrío sin separar los labios, y al querer pasar para ir a mi habitación ella me agarra del brazo, deteniéndome—. ¿Qué pasa?

—¿En dónde estabas?

—Por ahí —me mira seria—. En la casa de…

—¿Erick? No, no me mientas —intento ocultar mi mala cara—. Lisbeth llamó —dice y yo cierro lentamente los ojos, respirando hondo—. No sabía que se preocupaba tanto por ti. Me dijo que no respondías sus mensajes y tampoco las llamadas.

—Ajá…

—Mira, tienes libertad de hacer lo que quieras, solo habla con ella porque ayer llamó y hoy también —espeta—. Y sabes que no tengo paciencia para eso, Damon.

—Sí, sí, tranquila. Ya voy a hablar con ella —le aseguro y suspira.

—¿Si van en serio o…?

—¡Niño! —mi abuelo entra sonriente a la sala y me da una palmada en la espalda—. Cuéntame ¿Sí Salió el plan con la niña Tatiana?

—¿Quién es Tatiana? —mi madre me mira confundida.

—La niña que le gusta a tu hijo, querida.

—Aaaaahh —miro a nonno haciéndole una seña de que no siga, aunque no la capta o simplemente, la ignora—. ¿Y qué clase de plan era?

—Nada. Sin importancia…

—Unas amigas de Damon y de la chica lo iban a ayudar para que él hablara con ella, porque tu hijo le dijo algo feo en una cita que salió mal y bueno, en fin, ella no le quería hablar y pues planearon eso para que mi niño se disculpara —le explica, rapido, y con cierta emoción.

—Qué cosas. Debería estar más pendiente de tu vida —hunde las cejas con reproche.

—Mi nieto es un buen muchacho y solo la quiere conquistar.

—¿Y cita de qué…?

—Ah, esa es otra historia. Pero…

—Nonno, yo le cuento después. ¿Qué le parece si me acompaña a desayunar…?

—Me parece bien. Te espero en la cocina —me agarra de la cabeza para plantarme un beso en el cabello y dejarme con la mirada dura de mi progenitora.

—No vayas a cagarla, Damon. Es lo unico que te digo. No la lastimes…

—Tarde para eso —contesto con simpleza y ella niega con la cabeza.

—No sé de donde habrá salido esta chica Tatiana, pero si tenías eso con ella…

—Es la del kínder. Tatiana García…

—La hija de Arianna —termina por mí y yo asiento, aburrido. Su cara pasa de enojo, a sonreír para tomar mi rostro con ambas manos—. Ay, hijo, el mundo es tan pequeño. Se peleaban tanto… —me mira con nostalgia y luego me señala—. Eso no quita el hecho que Lisbeth este.

—Eso no debió ocurrir.

—¿Y entonces?

—Voy a desayunar —le doy un beso en la sien escapando de su regaño.

Debo admitir que si la he estado cagando todo este tiempo. Lisbeth claramente quería algo y yo otra cosa; la idea de tener algo serio con ella no es tan mala, pero es ella. Sí, la quiero, pero no para eso.