En el hermoso jardín de la finca mariposa lleno de plantas con llamativos colores, se encontraban un pequeño niño haciendo arreglos florales alrededor de varias mujeres, parece que ellas le enseñaban y mimaban con mucho cariño mientras eran observados por los padres de aquel chico quienes se encontraban recostados en un gran árbol de cerezo. Ambos solo podían pensar en lo maravilloso que es estar vivos y poder contemplar a su retoño mientras esperaban con mucho amor al próximo.
— Que lindo es Gichi, me hace tan feliz saber cuánto lo quieren — mencionaba Kanae al ver a su hijo siendo cuidado por las demás chicas
Giyuu estaba muy feliz, siempre que miraba a Shinobu y a Kanao juntas con su hijo solo podía pensar en que tomo la mejor decisión ese día, también agradecía poder ver como jugaba feliz con Aoi, Naho, Kiyo y Sumi, además de ellas hoy tenía una visita especial, pues Miyuki había venido a visitarlos.
— Se parece mucho a ti, es muy amable y ama las flores — aseguro Giyuu con mucha seguridad
— No, se parece más ti, es muy dulce y le gusta hacer feliz a los demás — le replico Kanae quien también estaba segura de sus palabras
Ambos se rieron, nunca estaban de acuerdo, quizás porque veían lo que más amaban del otro en su primogénito y eso les hacía morir de ganas de saber ¿Cómo será el siguiente? Habían pasado 5 años desde aquella batalla, cuando se enteraron de la marca del cazador fue un bajón terrible para ambos, por suerte Tamayo quien se hizo íntima amiga de Kanae, pues fue ella quien logro convencerla de aliarse con los cazadores le había dejado una carta.
"...posiblemente tu esposo adquiera dicha marca, se de ella por lo poco que pude colaborar con los cazadores hace tiempo atrás, fue así como busque una forma de curar su maldición, todos mis avances se los dejo a tu hermana, sé que ella podrá lograr encontrar la cura..."
Y así paso, Shinobu logro salvar a Giyuu, Tanjiro y Sanemi de ese destino, ahora si podían decir que había completa paz en sus vidas, en consecuencia volvieron a planificar su futuro como familia y el deseo de tener otro niño se les vino a la mente.
— Ojalá sea como Miyuki-chan, ama tanto a sus padres, si fuera así de seguro nos cuidaría cuando estemos más ancianos
Con el fin de los demonios ya no existía nada que les aterrara en el mundo, podían salir tranquilos y viajar sin miedo a ser atacado por esos despreciables seres. Así que fueron a visitar a aquella chica, Kanae quería conocerla por lo mucho que los ayudo a que se concrete su relación. Rápidamente se hicieron amigas y ella viene a visitarlos de vez en cuando.
— Ella es el hada que me guía... — comento Giyuu un tanto raro cuando pensaba en ello
— Exactamente, pero no se lo digas a nadie, ya falta poco para que lo publique — aviso Kanae con alegría
Una razón importante para conocerla fue porque ella era parte fundamental de su novela, cuando Giyuu la leyó se quedó consternado, había algunos cambios a como fue todo en realidad. Kanae era una joven humilde con una maldición lanzada por un malvado hechicero, Giyuu un príncipe azul con una armadura llena de flores y Miyuki era la hada que lo guiaba, bueno en verdad eran cambios muy exagerados, pero eso sí, se quedó enamorado de la trama y le costaba dejar de leer la novela.
— Si que es muy buena historia — menciono Giyuu con una leve sonrisa
— Claro que es buena, es nuestra historia con unos leves cambios — aseguro Kanae mientras se cruzaba de brazos
El solo se rio un poco por la actitud de su amada, aun así había algo que le causaba incertidumbre, siempre que veía a Miyuki se le venía a la mente aquella flor, hasta ahora siempre ha tenido una duda y nunca supo la respuesta, se dio cuenta que Kanae giro su cabeza para mirarle y ella comenzó a acariciar su mejilla, era una forma de decirle ¿sucede algo?
— Siempre que la veo pienso en esa flor, la Hozukikazura, ¿tú crees que eso nos dio la felicidad? — pregunto Giyuu con mucha intriga
— Yo creo que si — afirmo Kanae sin dudar
El la miro muy sorprendido ante su respuesta, ella solo lo veía con tranquilidad y le dio una cálida sonrisa, parece que tenía las cosas claras y sabía perfectamente como argumentar su punto de vista.
— Su magia es lo que nos está haciendo tan felices, yo amarre esa flor y con un bordado la puse en mi uniforme, esa pequeña soga amarrada a la flor fue lo que evito que ese demonio me matara — relato Kanae
— ¿Su magia te salvo? yo sentí algo mágico al tocar la flor, pero... — intento responder Giyuu
— No me refiero a esa magia, hablo de la magia de creer — detallo Kanae mientras cerraba los ojos y elevaba su dedo índice
— ¿Creer? — indago Giyuu extrañado por la respuesta
— Si, gracias a que creíste en la leyenda de aquella flor tú me la regalaste, lo mismo paso conmigo y por eso me la puse en el uniforme, quisiste volver a encontrarla y terminaste conversando con la familia de Miyuki y bueno, el resto es historia — expuso Kanae a su amado
Era cierto, en verdad todo empezó gracias a la creencia de aquella flor, si él no hubiera creído en ello no se la hubiera dado a Kanae, posiblemente ella no estaría viva. ¿Cuántas cosas hubieran cambiado?, si ella hubiera muerto ¿Qué pasaría con él o Shinobu? el solo pensarlo le daba cierto malestar en el pecho.
— Esas leyendas nos motivan a hacer cosas que nunca haríamos y que al final terminan siendo la mejor decisión de nuestras vidas, yo creo que esa es su magia — explico Kanae mientras cerraba los ojos apoyando su cabeza en el pecho de su esposo
Giyuu solo apunto a sonreír, veía todo lo que había pasado por aquella magia, la sonrisa de su hijo solo podía dejarle en claro que su esposa tenía toda la razón del mundo y de seguro cosas mejores pasarían por haber creído en esa leyenda. Volvió a mirarla y algo se le paso por la mente, su mirada reflejaba dulzura y Kanae se emocionó por ello.
— Sabes, yo si conozco una flor que te puede dar la felicidad — asevero Giyuu quien parecía haber descubierto algo
— ¿Sí?, ¿Cuál es? — pregunto Kanae con mucha curiosidad
— La flor de la felicidad, eres tú, Kanae — manifestó Giyuu con una dulce sonrisa
Fin
.
.
.
.
.
¿Cuántas leyendas han influido en nuestra vida? ¿Cuántos mitos habrán sido parte de nuestra historia sin saberlo?, no estoy del todo seguro, pero he escuchado cientos de veces el cómo alguien conoce a un amigo, un familiar o el amor en un día festivo, todo motivado por sus creencias.
Quizás la magia de creer reside en eso, en ser la fuerza que nos motiva a seguir adelante, estoy seguro que alguien espera conocerte o volver a verte. Así que tu también ¡Sigue creyendo!
Muchas gracias por leer, me reconforta mucho el apoyo que han brindado a esta obra. Me he divertido escribiendo esto así que espero que les haya gustado.
ESTÁS LEYENDO
La flor de la felicidad (GiyuKana)
RomanceHay leyendas que de una u otra forma terminaran siendo ciertas. Créditos al respectivo autor por la imagen