Geoda

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-Sabes lo que pasa cuando mientes -la amenaza oculta entre la tranquila voz le hizo ahogar un sollozo-

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-Sabes lo que pasa cuando mientes -la amenaza oculta entre la tranquila voz le hizo ahogar un sollozo-. Ahora explícame que son esas fotografías, y por favor comportate acorde a tu edad, ya no eres un niño para estar farfullando -replicó exasperado.

-No-no se de-de donde salieron -su voz salió más débil de lo que quería, temblaba e intentaba que las lágrimas no saliera, aún sin estar frente a frente su reacción siempre era la mima-. Lo arreglaré, so-solo...

-¡¿Arreglarlo?! ¡Esto jamas debería de estar pasando! -el grito repentino hizo que casi soltara el celular- No tienes permitido tener relaciones, y con un chico ¡Por dios Cole!, ¡¿Como se te ocurre?!, ¡¿Tienes idea de lo que las personas dirán de ti?!

Gruesas lágrimas recorrían sus mejillas, dejando manchas húmedas al caer sobre su camisa, su garganta ardía al intentar retener sus sollozos. Ya había leído los comentarios de la gente, los mensajes de odio que no habían dejado de llegar desde la noche anterior, ninguna de esas cosas se comparaba al dolor que era capaz de causar el desprecio de un padre.

Quería explicarle, pedirle perdón por todo lo que había ocurrido el último día, decirle que esa persona no era él.


Aun cuando la persona en las fotografías era tan parecido a él que nisiquiera era capaz de diferenciarse del extraño.

-Incluso los vieron juntos durante el evento, ¿cuanto tiempo me haz estado ocultando esto?

-¡Nunca antes lo había visto! -se excusó tan rápido como se arrepintió de alzar la voz a su padre.

-¿¡Como te a trevez a hablarme en ese tono!?

-Lo siento, lo siento, lo siento -se apresuró a disculparse, pudiendo ver a su padre con el bastón entre manos y el bigote erizado-, Y-yo no quise

Le dolía el pecho, apenas era capaz de obtener algo de oxígeno, y su corazón latía tan rápido que golpeaba con fuerza.

-Terminaremos esta conversación en cuanto regreses de la ciudad. Creia que habías aprendido a respetar me la última vez

Dejo el teléfono caer en cuanto la llamada termino.

Abrazo sus rodillas, dejando salir libre su llanto, tratando de hacerse tan pequeño hasta desaparecer.
Pronto su habitación se lleno de un llanto amargo y el sonido de las notificaciones llegando una tras otra sin parar.

Pronto su habitación se lleno de un llanto amargo y el sonido de las notificaciones llegando una tras otra sin parar

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