Combustión

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Paso su brazo por su frente buscando apartar el sudor, solo unos toques más a la espada y estaría lista

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Paso su brazo por su frente buscando apartar el sudor, solo unos toques más a la espada y estaría lista. Paso una vez más el papel de arroz por la hoja asegurándose de que no quedaran impurezas que pudieran dañar la hoja a futuro.

La vista de un pañuelo frente a él lo hizo ser consciente del tiempo que llevaba trabajando en el arma, ¿cuándo se había hecho tan tarde?

-Gracias -sonrió tomando el pañuelo que su hermana le ofrecía, sacando el sudor de su rostro-. ¿No deberías estar dormida ya? -pregunto dejando la espada en uno de los exhibidores.

-Eso debería preguntarte yo, he estado esperándote para cenar los últimos veinte minutos

-Lo siento me...

-Distraje -lo corto Nya terminando su frase con esa sonrisa sulla de "tengo razón"

Negó con la cabeza incapaz de aguantar su risa -Si, listilla

Hizo una seña a su hermana para que lo ayudara a bajar la cortina del taller.

-Kai -escucho llamar a Nya una vez que estuvieron fuera-, té has preguntado ¿cómo es?

No necesito explicación al ver a su hermana con la vista perdida en el horizonte, preguntandose: ¿Qué había más allá?

Fuera de su pequeña aldea había un mundo inmenso, lleno de culturas y criaturas diferentes, allá afuera podrían encontrar un lugar en el que fueran aceptados, el quería explorar ese mundo, en verdad quería -bajo su mirada a las casas esparcidas por la ladera-, pero no podía, Ignasia era su hogar, era donde tenían un techo sobre sus cabezas y una fuente de ingresos algo estable.

-Aún cuando todos nos tratan como fenómenos -pensó apretando los puños.

Ignasia era la jaula en la que tenían que vivir, era el único lugar que conocían, y aún que Kai quería irse, no podían, no sin tener la seguridad de que Nya estaría a salvo.

-Entremos a casa Nya -ordeno desganado, apartando su vista del horizonte.

Nya era lo más importante que tenia en el mundo, y si el precio por la seguridad de su hermana era el sueño de ambos, él estaba dispuesto a abandonar ese sueño.

Vio a su hermana dar una última mirada anhelante a un futuro que no podía tener. Se culpo por eso, por no poder darle todo lo que ella deseaba.

-Claro -sonrió, apresurada en tomar su mano, un pequeño gesto que tenían entre ambos, un lazo inquebrantable.

Después de todo siempre habían sido solo ellos dos, y así sería siempre.

Pasaron varios minutos preparando todo para el día siguiente, Kai iría a vender las armas a las aldeas aledañas mientras Nya se quedaba a atender la herrería. No le gustaba dejar a su hermana sola, pero era necesario.

-Serán cinco días de viaje -hablo bajo, con la amargura de notar que cada vez se alejaba durante más tiempo.

-Estare bien -consoló Nya-, mantendré una vela encendida hasta tu regreso

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