006

1K 105 7
                                    

La calidez de los brazos desconocidos lo hacían sentir como su niño nuevamente, como los abrazos tan cálidos de su madre. Aún no volteaba a enfrentar a la figura que lo sostenía solo se dejaba llevar de la calidez del afecto.
De pronto sintió como lo alzaban con facilidad rodeando la balda de metal para pasarlo hacia la acera haciéndolo voltear para enfrentar a la figura que ahora no se le hacía tan desconocida.

—¡¿Que crees que hacías?! –Exclamo respirando con dificultad.

—¿Q-que haces aquí? –Temblaba al alejarse del contacto del chico.

Oscar lo miro confusión.

—¿A que te refieres? ¿Sabes quien soy? –La pregunta se le hizo bastante ilusa pero estaba confundido a que de baja estatura supiera de él.

—Claro que se quien eres. El chico que choque y derrame mi cafe –Recordó sonriendo un poco.

El australiano no podía evitar sentir emoción que intento disimular, Lando lo recordaba. Eso lo ponía sumamente contento.

—Si... –Río arrancándose la nuca para Lando soltar una pequeña sonrisa por su acción.

—Enserio lamento eso –Volvió a disculparse con ¿timidez? ¿Hace cuanto no se sentía así? Recuerda que esa sensación hace años que no sentía. Carlos después de unos meses ya no fue el mismo, dejó de ser romántico, de darle afecto de hacerlo sentir bien, aunque nunca le brindó tal calidez como aquel chico lo hizo hace unos minutos atrás en tan solo una noche mientras que el español tenía años que lo pudiera haber hecho.

Un silencio se formó entre ellos, no uno incómodo, uno agradable donde solo se escuchaba el viento del mar detrás de ellos y los autos pasar.

—Creo que es mejor sentarnos en aquel banco –indicó penoso.

Lando asintió y caminaron para sentarse a un banco cercano que tenía frente hacia el horizonte.

—Es muy linda la vista, ¿no crees? –Sonrió mirando la oscuridad del mar que rodeaba la ciudad de Mónaco.

Oscar no respondió, miraba el perfil del chico sin creer que ahora estaba frente a su gran flechazo. Sabia que no se conocían de nada y verlo tan calmado al lado de el hacía que su corazón danzara de la felicidad. Sonrió al recordar que serían compañeros de equipo pero no sabía como lo tomaría el, ¿Ya sabia que eran compañeros? Esa pregunta lo volvió a la realidad recordaba la razón por la que estaba al lado el.

—¿Por qué ibas hacer eso? –Pregunto haciendo que el británico lo voltease a mirar esta vez con tristeza—. Se que no me lo contaras ya que no somos conocidos de nada, pero me sorprendió bastante –Arrugo la nariz haciendo una mueca.

Lando suspiró.

—¿Sabes? Los seres humanos tenemos tantos problemas que nos carcomen día a día que simplemente nos volvemos débiles con pensamientos negativos –Respondió soltando aire pesado.

—¿Pero por que tu? No me conoces de nada pero yo a ti, realmente no se tanto pero se que eres una persona muy increíble y buena como para caer en tal tentación –Sabia que lo confesado le caería mal después pero quería alentar al chico para que sentiría bien.

—Entonces creo que no me conoces –Río con amargura limpiándose las lágrimas que anteriormente salieron sin su permiso—. Realmente la gente no me conoce, no lo hace.

—Pero no importa si la gente no lo haga, Lando. El que se tiene que conocer eres tú. Que no te importe los demás. No se cuáles sean las cosas que te afectan y no te voy a forzar a que le desahogues conmigo pero tienes que saber que no puedes retener todo ese sufrimiento como para querer terminar con tu vida —Sonrió un poco—. Vales más como para esos absurdos malos ratos. Ya que eso son, malos momentos. Todo pasara –Volvió a sonreír posando una mano en su hombro.

Un viento fuerte sopló haciéndolo estremecerse tomado por Oscar para después rápidamente quitarse su chaqueta.

—Toma –Ofreció entendiéndolo en su mano.

—No, no te preocupes no hace tanto frío, no quiero molestar –Decía para otro escalofrío recorrer su cuerpo.

—No seas testarudo, toma, yo no tengo frío y te puedes enfermar –Respondió para volver a extender la chaqueta.

Lando no resistió más y tuvo que tomarla porque sentía como hasta sus huevos estaban helados.

Oscar intentaba transmitirle a Lando un poco más de confianza, de calma, que no intentaba acabar con su vida como anteriormente lo quizo hacer por malos momentos.

—¿Puedo darte un abrazo? –Pregunto Lando al punto de sus lágrimas salir.

—Claro –Sonrió Oscar para rodear al más bajo.

Lando colocando su cabeza en su hombro con timidez soltando las lágrimas que amenazaban con salir desde las anteriores derramadas.

El calor corporal del contrario lo recibió tan agusto que hizo aferrarse más a su torso.
No pudo evitar comparar como Carlos nunca lo había abrazado de tal manera, donde se sintiera así de seguro y cómodo.

Se sentía tan bien, hace mucho que no se sentía tan comido con un abrazo. El viento frío aún pegaba hacia ellos, pero ya Lando no temblaba por lo helado de la noche se sentía tan bien en los brazos del chico que aún no conocía su nombre.

—Ya es tarde –Hablo Oscar en voz baja.

Lando no respondía, solo disfrutaba el cálido contacto para después soltar con largo suspiro.

—¿Lando? –Llamó pero no recibía respuesta haciéndolo tomará el rostro del chico notando como este se había quedando dormido en sus brazos, sonrió al ver su cara dormida como un bebé—. Creo que te tendré que llevar a casa.

[...]

Maratón 2/3

Primer cap de los chicos juntos, ¡que emoción! Espero que les hayan gustando :>

Recuerden el banquito sera importante para más delante :)

Gracias por Leer.

My McLaren Boy | LandoscarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora