3. Decisiones

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Pocas veces en su vida Victor había conocido a una persona tan interesante como Yuuri Katsuki

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Pocas veces en su vida Victor había conocido a una persona tan interesante como Yuuri Katsuki. Quizás le faltaba hacer su clase de matemática más interesante, y de hecho había empezado a visitarlo para aconsejarle, pero en general era una persona que lo atraía intelectualmente. Yuuri era un hombre culto, apasionado por lo que hacía y muy sensible.

Salieron varias veces al cine, donde se burlaron de varias películas de terror que no tenían ningún sentido. Victor había encontrado refrescante el tener a alguien con quien reírse de los argumentos tan irracionales de este tipo de películas. Además lo había invitado a su casa a comer varias veces y Yuuri había quedado maravillado con los platos que le había preparado.

En las últimas semanas lo había invitado al teatro y a conciertos de cámara y había encontrado fascinante el que Yuuri le relatara lo matemática que era la música en general. Con la premisa de que  el sonido era un fenómeno físico mensurable con exactitud, gracias a la cantidad de ondas que emitía,  Yuuri demostró que la música era solo un conjunto de sencillas relaciones numéricas entre sí.  La música era bella, según Yuuri, porque poseía una estructura esencialmente racional, la que se alineaba con otra estructura igualmente racional, que era la del universo.

Cosas como esas eran las que dejaban a Victor impresionado. Yuuri podía relacionar casi todo lo que veía o tocaba con las matemáticas, hasta el punto de que el mismo Victor estaba empezando a disfrutarlas.

Victor estaba feliz de tener una compañía tan agradable como la de Yuuri, de quien podía ser amigo toda una vida.

Con Yuuri parecía ser algo similar.  El matemático no podía creer que salir con alguien tan apuesto y carismático como Victor fuera tan sencillo. Desde el primer momento en que habían entablado contacto había encontrado en Victor un hombre no solo extremadamente apuesto, sino también sensible, galante y muy cultivado.

Victor había sido el único que le había comprendido cómo podía definir espacios vectoriales, solo con un ejemplo en una servilleta en el restaurante al que habían ido una noche. Bueno, quizás no lo había denominado como tal, más bien había hecho un dibujo sencillo con flechas que iban hacia todos lados, pero esa solo idea le había tomado dos semanas de explicación a su curso actual, por lo que se encontraba bastante impresionado.

Además Victor cocinaba como los dioses y lo dejaba comer todo lo que quisiera, sin abrumarlo por estar comiendo mucha grasa, azúcares o sal. Victor parecía enfocarse más en todo lo que Yuuri tenía que decir, y no en lo que tenía para mostrar y eso, en un primer momento, para Yuuri era genial. A Victor no le importaba si iba despeinado o con un abrigo tan grueso que parecía tener el doble de ancho. Victor no lo juzgaba por ser él. Incluso cuando salía con algún dato curioso matemático que nadie le había pedido por estar ansioso, Victor le sonreía y le seguía el juego, haciéndole preguntas sobre ello.
Yuuri sentía que por fin había encontrado alguien agradable con quien pasar buenos ratos.

¿Con la cabeza o con el corazón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora