2.Conociéndose

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El doctor Víctor Nikiforov era, sin duda, el profesor más guapo y codiciado de la universidad de Columbia

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El doctor Víctor Nikiforov era, sin duda, el profesor más guapo y codiciado de la universidad de Columbia. Nikiforov era conocido como la epítome de la belleza casi perfecta del campus  y sus aventuras y desventuras con diversos personajes atractivos como él habían dado qué hablar los últimos años. Ahora era la comidilla de todos los alumnos y profesores debido al anuncio que había puesto tres semanas atrás. La verdad, Víctor había seguido recibiendo un par de currículum más, pero los había dejado relegados en su armario tan pronto habían llegado. La razón: el fascinante libro de un colega de la universidad que al parecer pensaba tan mal de las relaciones como él.

Víctor se tomó en serio el reto de leerlo primero antes de acercarse a su autor, pero ya para la mitad de la obra se encontraba fascinado. El texto estaba escrito de una forma tan sencilla, tan clara y con tantos ejemplos cotidianos que se había vuelto fan de inmediato. Había dejado anotaciones de su libro en todos lados, con preguntas y con afirmaciones basadas en los escritos de diversos autores de literatura romántica que enseñaba con pasión a sus alumnos. Es más, había empezado a citar en sus clases algunos ejemplos científicos del libro para afirmar el por qué los veinte poemas de amor de Neruda eran solo una falacia  y le agregó parte de la biografía del autor para afirmarlo.

El libro del profesor Katsuki era lo que no sabía que necesitaba leer hasta que por fin lo había hecho. Y ahora, tres semanas y media después, estaba ansioso por hacer el primer contacto con el autor.

―¿Sí, diga?

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―¿Sí, diga?

―Buenas noches. ¿Hablo con Yuuri Katsuki?

Phichit se sorprendió ante tal pregunta.

―¿Quién lo busca?―preguntó con tono lleno de sospecha.

―Ah, perdón. Mi nombre es Víctor, Víctor Nikiforov. Soy docente de la Universidad de Columbia y recibí su currículum varias semanas atrás luego de publicar un anuncio en el periódico de la universidad.

Mierda, pensó Phichit. Se había olvidado totalmente de eso al no recibir respuesta inmediata del profesor.

―Ah, hola Víctor. No pensé que ibas a responder, dado que envié el currículum hace un mes.

¿Con la cabeza o con el corazón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora