5

168 12 10
                                    

Al día siguiente, deidara está dividido entre la abrumadora necesidad de evitar a Óbito junto con la incomodidad que le acompaña a toda costa, y la necesidad igualmente apremiante de mantener la farsa de que los dos están saliendo.

Afortunadamente para él, es óbito Uchiha quien toma la decisión por él en el momento que se le aproxima.

—Oí Tobi, ¿Qué estás haciendo aquí? —dice deidara, entrando levemente en pánico y buscando una ruta de escape (no hay ninguna). 

Óbito frunce el ceño levemente. — ¿Podemos hablar?

—No lo sé, ¿ podemos ?

—senpai .

—Está bien, de acuerdo —dice Deidara apresuradamente, y óbito los conduce al mismo sitio donde almorzaron el primer día. Su corazón tarde ferozmente en su pecho. Óbito no parece enojado en sí, pero definitivamente tampoco luce feliz . ¿Está molesto por el beso? ¿Le va a decir que ya no puede seguir más con todo este engaño?

—senpai —repite óbito, sacando a Deidara de su descarrilado tren de pensamientos.

—Sí —dice—. ¿De qué quieres hablar?

Óbito inclina su cabeza. —Quiero disculparme —dice. A Deidara la sangre se le drena del rostro—. Sobre lo que sucedió anoche. Te hice sentir incómodo, y esa nunca fue mi intención. Es sólo… que me deje llevar.

Oh. Así que es eso.

Deidara se ríe. —No te preocupes por eso, Tobi, está bien. No importa. —Esta es la subestimación del siglo—. Yo sé que fue una… reacción biológica. Le puede pasar a cualquiera.

El Uchiha asiente.

—Pero ¿ tú te sientes incómodo? —Pregunta deidara—. Porque podemos parar todo aquí, si quieres.

—No estoy incómodo —responde óbito—. No quiero que esto termine. 

Deidara está bastante aliviado, aunque él bien sabe que probablemente esto se deba al propio e innato sentido de honor de Uchiha óbito, o lo que sea que lo hace seguir adelante con esto. Óbito es demasiado bueno como para abandonar a Deidara, o incluso dejarlo tirado a medias con todo este complot, muy a pesar de lo incómodo que debe estar con toda esta… intimidad , que deidara le impone.

Así que deidara decide que seguirá con óbito de todos los modos. Pero le hará las cosas más fáciles, si es que él está tan determinado a seguir con esto.

—Creo que sería mejor si ya no nos, eh,  besamos así nunca más —dice delicadamente—. ¿No estás de acuerdo?

—Si eso es lo que quieres —responde óbito, un tanto rígido.

¿Eso  es lo que deidara quiere? Bueno, no es como que él no quiera besar a Óbito. Pero es que no quiere hacerlo sólo por pretender que estar saliendo. Y definitivamente tampoco quiere hacerlo si eso no es lo que obito quiere.

Por lo que dice. —Sí, eso quiero.

Óbito vuelve a asentir.

—Yo, uh, espero que esto no haga que las cosas se vuelvan incomodas entre nosotros —dice Deidara, lo que sólo parece hacer las cosas aún más incomodas, si es posible—. Tan sólo olvidemos lo que pasó, ¿de acuerdo?  

—Si eso es lo que deseas —musita óbito. 

-¡Genial! —Dice deidara en voz alta—. ¡Me alegra que esté todo claro! En fin, ¿tienes hambre? ¡Porque yo sí!

—si.

—Perfecto. ¡Vamos a almorzar juntos! Oh, por cierto, he querido preguntarte esto desde hace un tiempo, ¿usualmente dónde almuerzas? Creo que nunca te he visto en la cafetería…

FingirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora