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Los dos reciben varias felicitaciones por parte de algunos de sus parientes, y un balbuceo incoherente por parte de Yahiko, pero lo cierto es que no tienen mucho tiempo para conversar con ninguno de ellos antes de que la ceremonia empiece.

Konan luce despampanante en su rojo vestido de novia, y el corazón de deidara estalla de alegría cuando la ve caminar hacia el altar en brazo de Jiraiya. Sasori, sentado a su otro lado gimotea de tal manera que desesperadamente trata de ser discreto pero falla, e inclusive hidan, a su lado, parece tener los ojos llorosos.

Deidara ve a su amiga intercambiar pequeñas y tímidas sonrisas con nagato.

Cuando Konan y nagato se paran junto al altar, deidara mantiene sus dedos unidos a los de óbito. Mientras la pareja intercambia los anillos, deidara se encuentra a sí mismo acariciando distraídamente el nudillo del dedo anular de obito e imaginando que, quizá en otro universo, un día él sería quien deslizara un anillo en ese dedo.

Después de la boda viene la recepción, y con la recepción vienen todos los amigos que se acercan a él y a Tobi.

Konan es la primera. Ella, junto con un nagato de aspecto incomodo, le dice lo muy feliz que está al ver que Deidara finalmente encontró a alguien especial.

Deidara se voltea hacia nagato. —Escucha, idiota, si te atreves a hacer llorar a Konan una sola vez…

— Ya paren chicos. Bien —dice Konan, con ojos brillantes—. ¿Eso quiere decir que muy pronto nuestros amigos pueden esperar tener otro yerno en la familia?

—¡Konan!

Después de Konan se acercan Kakuzu y Hidan. Kakuzu da un leve asentimiento con la cabeza, mientras que hidan dice que al menos deidara ha logrado hacer una cosa bien al buscarse un novio de una familia tan respetable como lo es la de los Uchiha, deidara sabe que eso es toda la aprobación que él obtendrá de el. Luego se acerca Itachi, quien dice que siempre pensó que deidara moriría solo, por lo que los felicita probando así su error, y Kisame, quien los  felicita diciendo que siempre pensó que los dos hacían una bonita pareja.

Durante todo eso, obito mantiene un brazo cómodamente envuelto alrededor de la cintura de deidara. Deidara está secretamente feliz de tener una excusa para apoyarse contra su calidez una última vez, ni siquiera se siente culpable por hacerlo.

Eventualmente, se aproxima zetsu.

—Hola amigó —saluda Obito.

—¡Hey, zetsu! —dice deidara mientras piensa, ‘los Akatsuki sí que podrían tener otro yerno pronto, pero tal vez no sea quien Konan espera…’

—Hola —dice Zetsu, sonriéndoles gentilmente—. Veo que ustedes dos por fin estás juntos. Felicidades, estoy muy feliz por ambos.

—¡Gracias! —responde deidara—. Yo también estoy feliz, realmente feliz. Espero que Tobi también lo esté, ¡ha!

—Oh, estoy seguro de que lo está —dice Zetsu, riendo suavemente—. Después de todo, ha estado enamorado de ti durante los últimos seis años, sólo puedo asumir que se siente eufórico de que finalmente correspondas a sus sentimientos.

—¡ZETSU! —sisea obito.

Deidara se congela, repitiendo las palabras de zetsu en su cabeza. Si fueran de cualquier otro, las habría rechazado al instante, pero este es el amigo de la infancia de Obito Uchiha, quien probablemente lo conozca mejor que nadie, quien obito ha admitido nunca poder ocultarle un secreto…

A su lado, se ha puesto rígido, y el brazo alrededor de su cintura se desvanece. —Debo irme —obito dice ahogado, antes de girarse sobre sus talones y alejarse rápidamente.

Deidara contempla con la boca abierta como su figura rápidamente se retira, antes de voltearse hacia Zetsu quien parpadea de forma inocente mientras dice. —Oh. ¿Fue algo que dije?

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