Un pequeño cambio [Tonway]

Capítulo 5

Saca su cigarro, saca el mechero, lo pone en sus labios, y luego se retracta. Ha repetido la misma secuencia en los últimos cinco minutos que tiene ahí parado con indecisión. Su determinación no ha sido la mejor desde que llegó. Tampoco lo dejaría ver.

Suspira, y finalmente se digna a fumar su cigarro, fatigado. Se recuesta calmadamente en el ventanal de la oficina del comisario, y mira a través de ella, nada interesante que ver además de la calle y unos cuantos peatones de paso. Piensa un poco y su semblante se relaja a paso tardío, la colilla de su cigarro se desvanece tortuosamente lento entre sus dedos y siente que él también. No había dado grandes avances en cuanto a su relación con Gustabo, y sentía que en cualquier momento el se arrepentiría y mandaría todo a tomar por culo. Realmente no lo quería, se habían dado finalmente la oportunidad de ser un poco felices dentro de toda la mierda que han vivido. A pesar de eso Conway todavía no se puede expresar correctamente, se odia a sí mismo, y odia el hecho de no poder haber ayudado a Gustabo en Los Santos cuando más lo necesito.

Junta sus cejas en un ceño fruncido y tira el cigarro a medio fumar en el piso para aplastarlo con la zuela de su zapato. Cruza sus brazos y se mantiene en una posición intranquila, sus pensamientos están divagando y se pierde en ellos brevemente. Mira nuevamente a la ventana buscando un escape momentáneo y observa de reojo a Gustabo abandonar el edificio con calma. Su semblante se relaja, y una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro. Mañana era un día especial, podría comenzar a hacer las cosas un poco diferentes a lo habitual y compensar el tiempo perdido que había entre ellos, esa brecha larga sin cerrar podría significar finalmente ser un nuevo comienzo para ambos.

Gustabo finalmente se va después de unos pocos minutos y Conway siente que ese lugar ya no le corresponde, mueve su cabeza vacilante, gira un poco y observa inmóvil la chaqueta negra que descansa encima del escritorio del comisario. Tendrían que lavarla más adelante.

Conway se acerca hacia la prenda con tranquilidad, los zapatos chocan con el piso y un sonido sordo se produce entre ese pequeño espacio de diferencia. Se queda estático cuando se encuentra a centímetros de la chaqueta, y la analiza un momento antes de poder acercar su mano y pasarla sutilmente por encima de la tela. Un olor fragante se desprende al sentir movimiento mínimo y se esparce a su alrededor con gozo, Conway olfatea un poco y puede distinguir una clase de aroma extravagante que seguramente proviene de una marca no muy conocida en Los Santos, no puede reconocer una marca familiar con exactitud. Le sorprende un poco que Gustabo tenga un cierto gusto en particular a esta combinación de texturas y esencias, en toda su estancia en Los Santos, jamás pudo distinguir un olor predominante en el.

Tal vez cambio, así como estaba intentando hacerlo él. Conway frena  con duda y sus ojos se detienen en la chaqueta con incertidumbre. Desde que llegó a Londres, Gustabo parecía desprender una actitud diferente que jamás había distinguido en el anteriormente, parecía incluso renovado, tal vez la terapia que tuvo le hizo cambiar en varios aspectos.

Suspira. La sensación de conocerlo y saber absolutamente todo de el, le desconcierta hasta cierto punto cuando se da cuenta de que, no conoce a Gustabo . No se habían visto en años, y eso realmente no debería ser una gran sorpresa para él, las personas a veces cambian así como el tiempo, pero le resulta extrañamente raro ver a su hijo tomando la iniciativa por primera vez en todo este tiempo. Gustabo siempre resultó ser alguien orgulloso.

Ríe con ironía, tal vez no eran tan diferentes después de todo.

Intenta tomar aire y respira lentamente. Se siente un fraude por no ser el quien esté dando el primer paso siendo su padre, y cuando en parte, el también tiene un poco de culpa sobre lo que pasó con Gustabo en Los Santos. No había día en el que no pensara en lo que pudo haber sido y lo que no fué.