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El león sintió un feo escalofríos recordarle la espalda cuando salió finalmente de ese burdel y vio a sus mejores guardaespaldas, un hombre-polar y un hombre-rinoceronte, lo más grande y fuerte entre los hombres bestias, noqueados en el suelo con los ojos en blanco por la tremenda paliza que les distes cuando no te dejaron entrar al local porque venias con una bebé y por que con la máscara de cuervo no te reconocieron.
-¡Leona!- Llamaste desde el asiento del pasajero de la limusina de Leona, mantenias la puerta abierta para que tu marido se subiera a tu lado, nada de intentar evitarte subiéndose en el asiento del pasajero o del copiloto-adentro-
Leona pidió perdón mentalmente a sus guaruras por dejarlos atrás, luego se los compensará con una bonificación, vacaciones.... Y pagarles el hospital si necesitan uno, pero una vez que se subió en la limusina contigo y cerró la puerta para tener una charla más privada contigo, preparándose para una pelea campal y que tal vez le pidas el divorcio por ocultarte que era mafioso, cuando se dio cuenta de algo raro...
-Herbívora... ¿Estás llorando?- dijo Leona sin creérselo, rápidamente tomo tu rostros para hacer que lo mirarás de frente, ya que tu habías apartado la mirada cuando las lágrimas empezaron a salir solas, tenias tu cara pucherito enojado, incluso con la mejillas infladas, eras un pésimo ejemplo de fuerza femenina para Johari en este momento.
-Tú... Tú... ¡¡TU LEÓN ESTUPIDO, MIRA LO QUE ME HICISTE HACER!!- Empezaste a gritar y apartaste la mano de Leona al mismo tiempo que rompías a llorar -¡¿Hice toda esta masacre y planee matarte para nada?!-
-... ¿Planeabas matarme?- Dijo algo consternado.
-¡Mi madre me enseñó a no perdonar dos cosas, la violencia doméstica y las infidelidades y ambos casos matas al cabrón y a la puta! ¡Es mejor la viudez que el divorcio!- Exclamaste como si lo que te enseñaron fuera lo más natural del mundo, así resuelven las cosas los cuervos en la madre Rusia
-....- Leona no sabia que decir ante esos valores familiares, pero sí sabía que debía consolarte y calmarte, no le gustaba verte llorar... Eso y existía el peligro de que lo mates de todos modos -Escucha herbívora, ya te explique para qué estoy aquí, solo son negocios, que después de esto no voy a aceptar, además para que quiero comida callejera si tengo carne fresca en casa-
-Es que ya no estoy en forma, tengo lonjas - dijiste entre lágrimas mirando a tu marido después de todo desde que nació Johari no te ha tocado ni un poquito -¡¿Ya no me ves hermosa, verdad?! ¡¿Por eso ya no me tocas?!-
-¡No te toco porque aún tienen fresca la herida de la cesárea mujer! ¡O ya olvidaste lo que dijo el doctor!- Ya dijo en voz alta el león irritado, la verdad para él era un martirio esperar, te veías apetitosa con la carnita extra para morder y apretar, pero el doctor le dejó muy en claro que NI SIQUIERA juego de manos al león que lo conoce.
-En.. Entonces... ¡¿Por qué no me dijiste que eres un jefe mafioso?!- dijiste aun queriendo discutir.
-¿Por qué no me dijiste que eres un cuervo?- dijo el león cruzándose de brazos mirando con una ceja levantada.
