VII). Primeros pasos / Conociendo a la familia

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En este capítulo, se toman ambas opciones sugeridas para el día asignado.


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Era una tarde tranquila.

Incluso aunque los vampiros aún tuviesen un poco de sueño, el ánimo ocasionado por lo que se acercaba fue motivo suficiente para que el mal humor no los alcanzara. 

La pareja había decidido que abandonar la cama a las 17 era lo más razonable si querían cumplir con todas las tareas pendientes. Les esperaba una noche más que movida y alegre, por lo que no tardaron en realizar lo acordado. 

Como motivo de presentar a su bebé a quienes consideraban sus amigos más cercanos, habían decidido organizar una agradable reunión allí en su hogar en el bosque. Los otros vampiros arribarían tan pronto la noche cayera, y mientras tanto, había algunas cosas qué hacer. 

San se dedicó a preparar la mesa en el patio y la iluminación necesaria, junto a una adorable decoración, mientras WooYoung decidió hacer uso de sus medio olvidados dotes culinarios y preparar la cena. Comer no era una actividad regular dentro de la vida de un vampiro, les era completamente innecesario, pero podían hacerlo si así lo deseaban y en general solían reservarlo para momentos especiales.

Aquella noche presentarían al nuevo miembro de su familia, por lo que era una ocasión más que digna para ello. 

—¡Da, da, da! 

—Da, da, da —repitió WooYoung sin prestarle mucha atención, concentrado en pelar correctamente la zanahoria en sus manos. 

—¡Daaaaa!

Esta vez, el vampiro de cabellos negros alzó la mirada para ver a su bebé en el corral de madera que yacía en la sala, donde podía jugar con toda la tranquilidad del mundo y mantenerse lejos de todos los peligros que podría tener una casa. Era un lugar agradable y seguro, además tenía una alfombra más que suave para su cuerpito inquieto que no dejaba de moverse desde que aprendió a gatear.

A WooYoung le fue imposible no sonreír por lo bajo al verlo agitando un peluche, mientras balbuceaba cosas inentendibles y luego proseguía a morderlo. Por el momento, JongHo sólo pronunciaba sílabas y sonidos dispersos, pero era más que suficiente para que el ruido nunca abandonara su hogar. 

No podían negar que la sola idea de oír su primera palabra les emocionaba en demasía, pero eran pacientes con la espera. Su bebé tenía 9 meses y cada niño tenía un desarrollo distinto, no había prisa. 

—Daaaa para ti también, bebé —respondió con una ligera risa antes de regresar su atención a la zanahoria—. Estás muy hablador últimamente. Vas a impresionar a tus tíos.

Como si le hubiera entendido, JongHo le miró y soltó algunas risas que llenaron de ternura el corazón del vampiro. Esas mejillas rechonchas, los únicos dos dientes inferiores que tenía y la manera en la que sus ojitos se achicaban eran una combinación mortal, una imagen realmente preciosa que siempre lograba que la pareja chillara ante tanta belleza adorable. 

Mientras WooYoung estudiaba por un momento el libro de cocina que tenía frente a él, JongHo dejó caer el peluche que había estado mordisqueando y comenzó a gatear hacia unos bloques coloridos que yacían en la otra punta del corral. Hacía un par de semanas que había aprendido a moverse de ese modo, por lo que sus bracitos y piernitas fueron habilidosos a la hora de hacerlo. 

Una vez que llegó allí, se sentó y tomó uno de los objetos para estudiarlo con genuina curiosidad por ese color rojo que poseía. Le gustaba ese color y siempre lograba captar su interés, le recordaban a los ojos brillantes y escarlatas que poseían sus padres. 

Our Treasure [SanWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora