Dicen Que El Final Del Mundo Se Esta Acercando

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   Te guiño con mi pequeño y cansado ojo. Todavía no caigo en que de verdad encontraba a una persona hecha para mí. Ni siquiera me daba cuenta de lo duro que sentí la vida al lado de ella. Me sentía hermoso a su lado. Estaba súper enamorado. Ella encendió una fogata para mantenerme cálido durante la fría y oscura noche. No sentía estas mariposas desde ese oscuro Noviembre. Logré superarme a mí mismo y estoy mejor que nunca. Conocí gente nueva. Los amigos de Valentina eran mi nuevo grupo. Me sentía incluido en algo y eso me encantaba. Saliamos todos los sábados. Hacíamos juntadas de todo tipo. Desde algo tranquilo como un picnic en los Lagos de Palermo hasta una súper fiesta. Nunca fui un chico fiestero pero este nuevo grupo saca lo mejor de mí. Justo estábamos planeando salir este sábado. Yo tiré la idea de hacer hamburguesas en mi casa, pero Nicole me interrumpió diciendo que había una fiesta de egresados en el salón Ciudad de Fomento de Banfield. Obviamente dijimos que sí.

   Ese viernes llegó. La mitad de mi guardarropa estaba en el suelo de la habitación de Valentina. Estaba entusiasmado. Amaba salir con ellos. Cada uno se pidió su propio Uber. Yo, por mi parte, me fui con Valentina. Llamamos un Didi porque estaba más barato. Me besó en la mejilla mientras esperábamos nuestro auto bajo la luz de las estrellas. Era blanco con luces naranjas. Abrimos la puerta y dijo:
   -¿Alex López?- preguntó el conductor.
   -Si. Hacia el salón Ciudad De Fomento De Banfield, por favor- Respondí.
   Se me puso piel de gallina. Vi el espejo y era mi papá.
   -Fua, ¡Cuánto cambiaste!- Le dije
   -¡Alex! Hace rato que no te veo. ¡Cuánto creciste! El tiempo pasó muy rápido- respondió.

   Quería llorar. Me hizo volver a un grado de vulnerabilidad que no experimentaba hace mucho tiempo. No lo iba a hacer enfrente de Valentina. Algo que estuve mejorando fue el tema de llorar. No lloraba en público ni que estuviese loco. Reprimía mucho mis emociones y lo reservaba para mi cama.
   -¿Quién es, Alex?- Preguntó ella.
   -Creo que es mi papá, Val. No tengo idea. Hace mucho tiempo que no sé quién es- Respondí.
   -Quería pedir perdón por todos estos años aislados. La realidad es que tengo otra familia, otro hijo llamado Joaquín y una bebé de 4 meses. Estoy más feliz ahora con ellos que los años que perdí con ustedes.
   Recuerdo que lloré. Rompí mi promesa de no llorar en público. Me sentía una carga. Fui una carga de batería baja para él.
   -No te necesito ahora. Nunca te necesité. Siempre estuve solo. Estoy en un momento en el que no espero nada de nadie. Estuve solo toda mi vida, ¿Qué podría cambiar ahora que vos te vas? Quiero que te vayas para siempre y nos dejes tranquilos a mí y a mi mamá. Pero sí, te perdono.

   Creo que necesitaba perdonar, olvidar y seguir adelante. Justo vi el letrero del salón. Habíamos llegado. Le di la plata de la cuenta. Toqué su mano por última vez y dijé "Chau" sabiendo que, probablemente, era la última palabra que le iba a dirigir. El auto se iba, y con el, se iban millones de recuerdos. Entendí que tenía que perdonar de nuevo para empezar de vuelta. Se podría decir que era lo último que necesitaba para liberarme de todo. Ahora sí me sentía más feliz que nunca.
   -Te quiero mucho, Alex. Ahora disfruta tu vida, que es la única obligación que tenemos como personas- dijo Val.
   -Entremos y bailemos hasta que nuestros pies estén cansados- respondí.

   -Entremos y bailemos hasta que nuestros pies estén cansados- respondí

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2023 ⏰

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