a la mañana siguiente, la ojiverde se despertó y, como nunca antes, se preparó con mucha anticipación para su entrevista, estaba emocionada. se había despertado con un whatsapp de la que, esperaba fuera su nueva jefa, en el que le dejaba la dirección junto con la ubicación exacta del lugar. le quedaba bastante lejos, asi que, luego de terminar su café, cepilló sus dientes, se puso perfume y comenzó a dirigirse a la salida de su edificio.
estaba a punto de salir, cuando notó una leve llovizna. suspiró pensando en que iba a tener que gastar parte de la poca plata que le quedaba en un uber. o bueno, dos, por la vuelta.
—¿a dónde tan linda? —escuchó una voz conocida a sus espaldas que la sacó de sus pensamientos.
—¡amiga! —saludó a ariana. —a una entrevista de trabajo.
—algo me contó galo, al fin, amiga. —le sonrió. —justo iba de salida a hacer unas compras, te llevo. —ofreció.
—dale. —aceptó. —si queres, hacemos tus compras y después me llevas. es temprano todavía —comentó mirando su reloj, que marcaba que eran las nueve y media de la mañana. —iba a salir ya porque me queda lejos para ir caminando, pero no tenía idea de que estaba lloviendo... justo iba a pedir un uber.
—¿cómo no me dijiste, tonta? vamos. —pidió mientras abría la puerta del edificio y la dejaba salir primero.
—no te quería molestar, ari. vos también tenes tus cosas.
—a mi nunca me molestas, lo sabes. —respondió mientras pasaba un brazo por sus hombros. —me alegro mucho de que al fin vayas a conseguir laburo, no queria que dejes de ser mi vecina.
—si, al fin me sale una bien, boluda. —dijo mientras se subían ambas al auto de ariana.
—¿y ya sabes cuanto te van a pagar?
—no, ahora voy a hablar bien todo. —respondió. —mira, mientras me alcance para el departamento, los impuestos y la comida, yo voy a estar contenta, no necesito mucho más.
—tampoco vas a trabajar por dos pesos, amiga. —advirtió mientras doblaba en una esquina. —vos sos muy responsable con tus laburos, y no estaría bueno que te caguen.
—tranqui, ari. no creo que ella sea de esas personas.
—no y además, representa a más de veinte personas, sabes lo que le debe sacar a cada uno... sería cualquiera que no te pague bien. —comentó. —la stalkee en todas sus redes. —contó haciendo que lourdes largara una risa.
un poco menos de una hora después, habían llegado al lugar, pero cuando ariana estaba por estacionarse, un auto la pasó rapidamente y se estacionó en el lugar que la morocha quería.
—¿y este pelotudo? —preguntó mirando a su amiga.
—pelotuda. —corrigió ella viendo salir a una castaña del auto.
—¿a esta gente le dan el carnet de conducir? estamos todos locos, casi nos choca, yo voy a ir a decirle algo. —dijo sacándose el cinturón.
—vos no vas a ir a ningún lado, ariana. —la frenó. —entró justo donde yo tengo que ir, asi que no podes ir a armar quilombo. —sentenció. —me voy, casi es la hora, deseame suerte.
—suerte, luli. ojala no te cruces a esa ridícula.
pero, para mala suerte de lourdes, cuando entró al edificio, la persona que casi las había chocado, estaba sentada en la sala de espera con sus anteojos de sol puestos, mirando algo en su celular.
—hola... —saludó la ojiverde. —¿también venis por el puesto? —preguntó intentando ser amable mientras se sentaba en un sillón, quedando enfrentada a ella. la castaña solo se bajó un poco sus lentes para mirarla y reir de manera arrogante.
