Sueños y pesadillas [Sterek]

#9: Volviendo al ruedo

"La vida es demasiado corta para aburrirse."

Anónimo

—Dejaré que tú escojas el juego— respondí a su pregunta silenciosa. El me sonrió.

Como siempre, agitó sus manos y puso una partida de ajedrez.

—¿De nuevo?— el alzó una ceja.

—Dijiste que yo podría escoger el juego— suspire.

—Claro, primero tú, tienes blancas— movió un peón —Ahora dime ¿Qué fue todo eso?— moví un peón.

—¿Lo de tu sueño?— preguntó, asentí y el movió otro peón. —Entre los kitsune existen ciertos que pueden desarrollar un poder especial, algo diferente a los demás— comenzó a explicar —Pueden entrar a los sueños o en tu caso, a tus pesadillas— moví un alfil.

—¿Cómo?— movió otro peón.

—Tienen que cumplir ciertas condiciones para hacerlo, suelen ser difíciles— ataque uno de sus peones —En mi caso es fácil, solo debo poseer su cuerpo para poder entrar a sus sueños— hizo una pequeña pausa y me miró directo a los ojos —A tus pesadillas— regresó su mirada al juego y movió otro peón —Ese zorro debió ser del bosque, sus ojos brillaban verdes— agregó con simpleza.

—Si logró entrar en mi mente debió haber logrado las condiciones para... — me quedé en silencio al darme cuenta —Me quede dormido en el bosque— levante mi mirada hacia Ryhs.

—Chico listo— me sonrió con esa sonrisa retorcida que tenía. Moví de nuevo mi alfil.

—Pero ¿Por qué yo? No creo que los zorros se anden metiéndose en la mente de la gente solo por diversión— hice una mueca —Bueno, tú eres la excepción— su sonrisa se ensanchó. Sacó un caballo.

—Debió venir al pueblo por algo, no puede entrar a tu mente desde muy lejos; algo debió llamar su atención— moví un peón.

—Qué tal, ¿Tu poder? — pregunté, el negó con la cabeza. Movió de nuevo el caballo.

—No pudo sentirlo a una larga distancia, quizá solo lo noto porque te quedaste dormido en el bosque en el que actualmente habita— moví nuevamente un peón.

—Pero ¿Qué lo traería aquí? Es extranjero, no hay zorros en este pueblo más que la familia de Kira y... tú— la última palabra salió con decepción de mi boca. Movió una torre.

—¿Y me recriminas a mí por eso?— alzó una ceja ofendido —Te recuerdo que en el momento en que aceptes mi trato también deberías considerarte un zorro, así que no me desprecies tanto— moví un caballo.

—Si ahora eres parte de mi permanente supongo que debería aceptarlo, pero aún no tengo ganas de hacerlo— respondí con simpleza, me rodó los ojos. —Por cierto, si yo siento lo que tú sientes y parte de ti ahora está en mi ¿No debería ser viceversa también?— atacó mi alfil.