pequeña molestia ;; noren

7

Renjun pudo oler la carne quemada antes de incluso atravesar las puertas traseras de la vivienda. Con el estómago revuelto, salió corriendo y casi vomitó al ver el cadáver quemado que estaba acurrucado en medio del claro.

—¿Qué diablos? —Gritó Jisung antes de volverse y perder su almuerzo.

—Ni siquiera tuve tiempo de reaccionar—, uno de los guardias dijo, su cuerpo temblando tanto que Renjun podía verlo incluso desde el otro lado del claro.

—Estábamos parados aquí, vigilando, y esos bastardos arrojaron una bomba molotov contra nosotros. Golpeó a Hendery directamente en el pecho. El pobre diablo no tuvo oportunidad.

Johnny, que estaba de pie sobre el cuerpo, levantó la cabeza y dejó escapar un aullido furioso que luego fue repetido por muchos de los miembros de la manada. Renjun pronto sintió una presencia detrás de él. Cuando inhaló profundamente y detectó el olor caliente, picante de su compañero, se consoló con su presencia.

—Me parece que alguien no estaba haciendo su trabajo, —Aeri se burló mientras salía.

Renjun se puso tenso. ¿Oh no, no lo hizo? —¿Qué acabas de decir?

—Si hubieran estado más alertas, nadie se hubiera acercado lo suficiente para lanzarla —dijo.

Aunque de algún modo tenía razón, ese no era el momento ni el lugar para decirlo. Renjun enroscó el labio y le gruñó. —Creo que sería mejor que te guardases tu crítica para otro momento.

Ella hizo un sonido burlón. —Oh, cierto. Me olvidé. Tú eres tan dulcemente tonto... ¿Verdad? Aunque tengo que preguntarme qué ve Jeno en ti.

Jeno tomó a Renjun en sus brazos. —¡Aeri! Suficiente. No necesitamos esto ahora. Tenemos suficientes problemas sin que añadas más. —Se acercó a Jeno y lo olió, haciendo un ruido parecido al de las arcadas.

—Apestas a sexo y a lobo. Por favor, no me digas que has caído y tomado un compañero, también. La última cosa que necesitamos es a otro enano que nos mantenga presionados.

Renjun se preguntó a cuántos problemas se enfrentaría si le arrancaba el cabello de raíz. Él se aseguraría de hacerlo rápido, así no tardaría mucho. Luego lo usaría para estrangularla hasta que no pudiera utilizar esa lengua vil nunca más.

—Sí, él es mi compañero, y no voy a quedarme parado escuchándote hablar de él de esa manera, así que si deseas mantener tus cuerdas vocales intactas, te sugiero que te calles.— Jeno casi gruñó.

Se llevó una mano a la boca, pero Renjun se dio cuenta de que todo era para aparentar. A ella no le importaba Jeno. No le importa nada de él ni de cualquiera de sus otros hermanos.

—¿Cómo puedes hablarle a tu única hermana de esa manera? ¿Y después de todo lo que he hecho para mantenerlos a salvo? ¿No sientes nada por mí? —Ella le exigió.

—No en este momento, —respondió sin rodeos Jeno.

Sus ojos se estrecharon peligrosamente, dándole un aspecto casi feo. —Tú y los demás están dejando que la manada los lleve por mal camino. Necesitan recordar lo que los investigadores nos enseñaron.

—¿Qué? Eso de que hiciésemos lo que nos decían o nos iban a torturar? Oh, espera, nunca te hicieron aprender esa lección, ¿verdad? Por alguna razón, nunca tuviste esa forma de castigo. Ahora me pregunto ¿por qué fue eso, querida hermana?

Antes de que tuviera la oportunidad de responder, la compañera de Hendery salió. Una hermosa, mujer alta, de cabello largo y castaño, había estado vigilando la puerta principal en el momento del ataque, por lo que le había tardado en saber que su marido había muerto.