Estamos en Vegas con nuestros nuevos trajes...Miren el de Max.

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Max no se había molestado en ocultar su disgusto por todo el show que se estaba haciendo en el Gran Premio de Las Vegas, pero esto, este traje blanco con estrellas y una capa, de verdad parecía un castigo por sus palabras.

Y claro, su expresión denotaba su fastidio. Algo que no pasó desapercibido para nadie, pero en especial para su novio. Y Max rodó los ojos cuando el otro lo siguió de vuelta al camerino y lo abrazó mostrándole su dulce sonrisa, con el obvio propósito de hacer que Max sonriera para el video que el equipo planeaba hacer.

Max miró al más bajo con frialdad, sin devolverle el abrazo, tratando de dejarle en claro que no estaba de acuerdo con el traje, pero su novio solo se aferró más a él acariciando su espalda como para calmarlo.

"Sé que no te gusta esto. Hazlo por Christian, será como ir a un cumpleaños de disfraces." Su tono era tierno, pero Max aún no se sentía conforme con tener que vestir tan estrafalariamente. "Amor, tenemos un disfraz de pareja." Terminó de decir el otro, jalando un poco su capa para acomodarla a cada lado de su cintura.

"Tú pareces un Ferrari con eso." Max, ni quería pensar en eso. Sabía que había gente que preferiría que su novio se cambiara de escudería y en definitiva él no iba a dejar que eso pasara. Su disfraz de pareja ideal sería uno donde el traje de Checo dijera Max por todas partes y en el suyo estuviera el nombre del mexicano.

Sus palabras parecieron confundir un poco a su novio, haciéndolo ver aún más lindo con su boca media abierta y sus cejas alzadas, pero de pronto el otro movió sus manos de la cintura de Max a su cuello, sobando seductoramente su nuca y su manzana de Adán.

"Ambos sabemos que te gustaría montarte en un Ferrari." Dijo el más bajo casi en un susurro mirando intensamente al más alto.

Y Max no pudo detener la sonrisa que se formó en sus labios, ahora con su mente totalmente invadida por ese pensamiento. Su novio sí que sabía cómo hacerlo cambiar de parecer con unas simples palabras.

"No me des ideas que ese traje no va a llegar para la carrera."

Ahora la manos de Max eran las que agarraron las caderas el otro acercándolo lo más posible para juntar sus cuerpos.

"Ya que solo es para esta carrera luego puedes hacer tu propia trazada sobre él en la habitación." Checo tomó una de las manos de Max para ponerla sobre su trasero.

Y Max no pudo más que gruñir contra el cuello de su novio ante tal afirmación. Si tan solo detrás de la cortina del camerino no estuviera todo el equipo de relaciones públicas, ya hubiera hecho más de lo que Checo decía.


"No sé cómo haces para ponerme así siempre." Solo atinó a decir, pegando a su novio aún más cerca para que notara lo emocionado que estaba ahí abajo.

"¿No sabes cómo? Pero si todos saben que te mueres por mí." Arañó la nuca del más alto hablando con voz profunda directamente a su oído.

Y cuando Max levantó la vista con la respiración cortada, Checo lo miró con falsa modestia, intentando separarse un poco, pero Max sabía que lo hacía a propósito para que el neerlandés no lo soltara. Y eso era claro en su sonrisa, aunque intentara debilitarla mordiendo su labio inferior.

Como le encantaba cuando su novio se ponía así, orgulloso de saber que tenía a Max comiendo de su mano, a su gusto y disposición. Que cuando con todos era solo lindo e ingenuo, con Max era sensual al hablar y ardiente en su actuar. Le encantaba que fuera el único con quien se comportara así.

"Entonces...¿llevarás el traje?" Un beso, seguido de una ligera mordida en su mandíbula, fue lo que terminó por romper la pared de rechazo que había construido y haciendo que Max soltara un bufido de resignación.

Ya en este punto no podía cambiar nada y al menos sabía que tendría una recompensa por llevar tan ridículo traje. "Llevaré el traje...pero no esperes una sonrisa."

Escuchó la suave risa de su novio contra su cuello. "De eso me encargo yo."

Y Checo se separó finalmente, ofreciéndole su hermosa y dócil sonrisa como si no lo hubiera tentado antes, para luego desaparecer detrás de la cortina, sabiendo claramente que Max lo seguiría. 

¡Viva Las Vegas! ¡Y el Chestappen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora