Bonus

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Hyunjin estaba debajo de un Honda Civic cuando oyó a Arsen decir:

—Hola, Félix.

—Hola. ¿Está Hyunjin por aquí?

¿Félix?

Hyunjin frunció el ceño. ¿Por qué vendría Félix de visita a mediodía? ¿Habría pasado algo malo?

Se salió debajo del carro y se incorporó justo a tiempo para ver a Félix entrar a la oficina de Hyunjin sin saludarlo. Tal vez no lo había visto.

Hizo un intento poco entusiasta de limpiarse la grasa de las manos antes de seguirlo. Entró justo a tiempo para ver cómo Félix bajaba las persianas, envolviendo la oficina en la oscuridad.

—¿Qué pasa, Pecas? ¿Estás huyendo? —provocó Hyunjin.

Félix no dijo nada, sólo empujó a Hyunjin hacia el sofá raído, siguiéndolo hacia abajo hasta sentarse a horcajadas sobre sus piernas.

Antes de que Hyunjin pudiera saber qué pasaba, Félix lo estaba besando, metiéndole la lengua en su boca, moliendo su evidente erección contra la rápidamente creciente de Hyunjin.

Las manos de Hyunjin le rodearon el culo, acercándolo más, hasta que sus caderas se encontraron de nuevo, haciéndolos gemir a los dos.

Hyunjin pensó en romper el beso para averiguar qué tenía a Félix tan excitado, pero se lo pensó mejor. Félix rara vez iniciaba el sexo, y nunca lo hacía cuando Hyunjin estaba trabajando.

Levantó las manos para sujetar la cara de Félix, manteniéndolo quieto para poder tomar el control del beso. Todo el cuerpo de Félix se relajó en respuesta, como si hubiera estado esperando a que Hyunjin se subiera a bordo.

—¿Quieres algo, Pecas? —murmuró Hyunjin, rompiendo el beso para recorrer con sus labios su mandíbula, su oreja.

Félix suspiró, inclinando su cabeza para dar a Hyunjin un mejor acceso.

—A ti.

Hyunjin le mordió la manzana de Adán.

—Me tienes. Lo sabes.

—Te quiero —dijo Félix, arrastrando la boca de Hyunjin devuelta a la suya, susurrando:

—Fóllame. Te quiero dentro de mí.

La polla semidura de Hyunjin se endureció tan rápido que le dio vértigo.

—¿Aquí?

Félix asintió, dándole un sucio beso, antes de decir:

—Ahora.

Sí, definitivamente algo estaba pasando con él, pero Hyunjin no iba a rechazarlo. Félix se cerraría durante días si Hyunjin rechazaba algo que él había iniciado.

Además, no había nunca ningún otro lugar en el que Hyunjin prefiriera estar que enterrado dentro de Félix.

—Sabes que hay como diez personas al otro lado de esa ventana —provocó Hyunjin, ya alcanzando los botones de los pantalones de Félix, liberando su polla, antes de trabajar en los botones de su camisa.

—Entonces tendrás que mantenerme callado —dijo Félix con voz ronca, los ojos en blanco cuando Hyunjin le raspó los dientes a lo largo del hombro, tirando su camisa hacia el escritorio.

—¿Lubricante? —preguntó Hyunjin, sabiendo ya lo que Félix diría a continuación.

Félix lo miró fijamente a los ojos, haciendo que el estómago de Hyunjin se revolviera de una manera nada desagradable.

3. चन्द्रमाहत | HуυηℓιχDonde viven las historias. Descúbrelo ahora