Capítulo 02

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( EL BUFÓN Y LA REINA )

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( EL BUFÓN Y LA REINA )

El segundo encuentro de Viserys y Rhaenys, solo un ocaso después, se produjo por la firme intervención del rey al ordenarle a la princesa ir a por su príncipe:

—El tiempo se está acabando, al igual que mi paciencia, lo que significa que o vas con el Príncipe Viserys y te vuelves su esposa o no serás reina jamás, ¿entendido? ¡Ve de inmediato! ¿Que no te interesa la corona? ¿No te preocupas por tu familia? ¿Ignoras tus responsabilidades, quizá, Princesa Rhaenys?

¿Cuál era la voluntad más fuerte entre el rey o la princesa? En ese momento no fue posible comprobar, porque la princesa sí cumplió la orden de ir a donde estuviera Viserys, sólo que por sus propios motivos, bajo sus propios términos, afortunadamente evitando un problema a la corona.

La valyria se dirigió al carruaje que se encargaría de transportar a Viserys a Pozo Dragón, sin pensárselo dos veces. Llegó justo antes de que Viserys y Daemon se fueran. Con prisa se interpuso frente al carruaje para evitar que el cochero siguiera avanzando, consiguiendo como respuesta el relinchar de los caballos, además de muecas confundidas que le provocaron una sonrisa burlona. La situación se volvió pesada.

—¡Por los dioses! —el cochero se exaltó, exageradamente —. ¿Princesa? ¿Ha ocurrido algún problema? ¿Debe ir a algún lugar?

Rhaenys cruzó los brazos, mirando satisfecha como Viserys salía del carruaje y se dirigía a ella. El plan comenzaba a ser ejecutado.

—Lamento importunar, pero necesito conversar con el príncipe en este instante. —hizo una reverencia —Su Alteza… —y saludo, forjando una sonrisa cordial.

El príncipe miró a Rhaenys con sorpresa y confusión, antes de inclinar su cabeza en un gesto protocolario y sonreír afablemente. Avanzaron hasta ponerse frente a frente.

—Princesa —Viserys alzó las cejas —... ¿Qué hace usted aquí?

Rhaenys alzó una ceja también, imitando el gesto; Viserys sonrió un poco ante ese detalle. Daemon, asomado por la ventana del carruaje, hizo una mueca hastiada ante la presencia femenina que impedía su viaje.

—Curiosamente, príncipe, yo iba a hacer la misma pregunta. Oí rumores de que se dirigía a Pozo Dragón para ver a Balerion y reclamarlo.

—Quería ver a los dragones… y quizá reclamar a alguno —contestó Viserys, asintiendo.

—¿Quieres ser jinete?

—¿Por qué no? Balerion es un dragón majestuoso, es especial y nadie lo pensaría dos veces antes de apropiarse de él. Hablamos de la última criatura en ver la Antigua Valyria, el dragón de la Conquista, el dragón de Aegon. Debería intentar reclamarlo. Es lo que cualquiera con nuestra sangre debería hacer.

Rhaenys avanzó un paso hasta Viserys, acercándose con una gran determinación ante su horror. Debía intervenir. Por un momento, incluso, no vió al joven alegre frente a ella sino a alguien débil a quien un lazo fallido le terminaría arrebatando más que su fuerza.

EL BUFÓN Y LA REINA | Rhaenys y ViserysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora