PRIMERA PARTE

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𝐓𝐇𝐄 𝐉𝐎𝐊𝐄𝐑 𝐀𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍

Año 100 después de la Conquista del Rey Aegon I

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Año 100 después de la Conquista del Rey Aegon I...

Bajo la mirada atenta de cientos de testigos, junto a la Septa, con la sagrada aprobación del Rey Jaehaerys Targaryen, los nuevos príncipes de Dragonstone pronunciaron sus votos. Tomados de las manos, mirándose a los ojos, recitando votos que unirían sus corazones, frente a frente para enfrentar juntos ese momento tan especial, Rhaenys y Viserys juraron un amor eterno a ellos y a sus Siete Reinos.

«—En presencia de los Siete, yo enlazo estas dos almas, uniéndolas para la eternidad. Mírense el uno al otro y digan las palabras: Padre, Herrero, Guerrero. Madre, Dama, Anciana y Extraño. Yo soy de ella y ella es mía. Desde este día hasta el último de mis días»

Más tarde se señalaría a aquella fiesta matrimonial tan suntuosa como “La Boda del Siglo”, “La Boda de Oro” o “El Inicio de la Nueva Valyria”. El Rey Jaehaerys Targaryen, junto a su Bondadosa Reina Alysanne y la Princesa Jocelyn Baratheon se encargaron de eso con sus propias manos al organizar el mejor banquete para los nuevos herederos. Se trató del inicio de algo más grande. Ahí vino un nuevo orden.

Eso no quiso decir que aquel día fuera tan feliz...

Jaehaerys fue el único complacido, con sus planes saliendo tal cual lo deseaba; solo tenía que ignorar el malestar en su pecho cuando veía a su Viserys siendo tan débil ante la presencia de Rhaenys; su nieta, sin más opciones, solo seguía órdenes suyas. Alysanne permanecía cegada por su preocupación, limitándose a dar pequeñas sonrisas mientras paseaba sus ojos brillantes por cada miembro de su familia, aunque en silencio solo pedía retirarse a sus aposentos al considerar aquella unión no más que una farsa. Jocelyn atendía a cada invitado con cordialidad, como anfitriona de la fiesta; igualmente su cabeza estaba nublada de pensamientos, llevándola lejos de allí.

En los cielos, Meleys volaba libremente, soltando algunos rugidos que nadie más que su jinete podía interpretar. Más de un invitado alzo la vista para admirar a aquel dragón rojizo y a los otros que alzaban en vuelo para acompañarla a estirar las alas, como Dreamfyre, Syrax, Vermithor, Silverwing, Caraxes y Sunfyre (los otros dragones, incluyendo a Balerion el Terror Negro, permanecieron recluidos en sus cuevas por orden del rey); de esa forma se mostro el poder de los Targaryen frente a cualquier otra casa, recalcando su fuerza. Los dragones se perdían en el cielo nocturno, lleno de estrellas, iluminado por la luna llena, haciendo de las suyas.

Rhaenys se mostró complacida por aquel detalle; una alegría en su fiesta de matrimonio. A su lado, Viserys enarco una ceja al ver su sonrisa de superioridad. No hubo necesidad de preguntas cuando la novia se acercó para susurrar sus ideas.

Fuego y Sangre —recitó ella como si hablará sola, para recordar su deber con su familia —. No debes confiar en los nobles. Cada quien busca su propio beneficio. Más de uno quiere nuestra caída, pero antes de que ocurra algo similar les haremos probar el fuego y la sangre —Rhaenys comentó. No pudo morder su lengua al notar que algunos de los lores mantenían una actitud recelosa o calculadora que tanto repelús le causaba, al mirarla a ella y a Viserys como si fueran bestias cazando presas.

EL BUFÓN Y LA REINA | Rhaenys y ViserysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora