The dragon of fire and sugar

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Justo el día en que Ki Hyun cumplió 18 años, los habitantes de su pueblo le expulsaron al bosque, para encontrar la muerte, esclavitud o quién sabía qué, a manos de un dragón.

Era una leyenda, transmitida de generación en generación en su lugar de procedencia. Aproximadamente cada 50 años, un cometa cruzaba el cielo. El cometa era un dragón, el protector del pueblo, pidiendo que se le compensara por sus servicios. El sacrificio debía ser un virgen de 18 años.

La madre de Ki Hyun, sabiendo como sabía que su hijo no cumpliría los 18 muy lejos de la fecha en que el cometa reapareciera, había decidido criarle y vestirle como hombre, para evitarle ese destino; aunque parecía que había sido una pérdida de tiempo, considerando que la persona encargada de tales asuntos lo había sabido. Así que ahí estaba, no queriendo morir ni convertirse en el juguete de ningún dragón estúpido, pero sabiendo que tampoco podía huir. No podía permitirse ser responsable de la muerte de su madre, o de sus vecinos, incluso si le habían vendido de esa manera. Un empujón, y se habían olvidado de él. Siquiera había parecido importarles.

Aun así, con la poca dignidad que le quedaba, Ki Hyun se encaminó montaña arriba, en busca de aquel dichoso dragón.

Fue un camino largo e intrincado. Siquiera sabía a dónde iba con seguridad. Siempre le habían dicho que el dragón vivía en la cima de la montaña, de modo que no parecía que tuviera otra opción sino subir, subir, subir.

Quizá pasó una hora, tal vez dos, cuando empezó a vislumbrar la cima.

El ruido de unas ramas romperse tras de él le hicieron detenerse en seco. Con sigilo, pero con rapidez, se dio la vuelta. Esperaba encontrarse al dragón, estar finalmente cara a cara con su destino. Sin embargo, la criatura que se encontró tras de sí era un lobo. Era grande, sería más alto que él de ponerse a dos patas. Parecía dispuesto a echársele encima en cualquier momento, y Ki Hyun abrió los ojos como platos. No quería morir, y mucho menos así, en manos de un simple lobo en un bosque como ese.

Sin embargo, de la nada, el lobo se encogió y gruñó, como si estuviera asustado, y después salió corriendo en dirección contraria. Ki Hyun se preguntó qué acababa de suceder, aunque la sensación de extrañeza fue solo un resquicio dentro del alivio que sintió.

—¿Ahora mandan hombres también? ¿Es que se han quedado sin mujeres jóvenes? —dijo una voz a su espalda.

Ki Hyun se sobresaltó al escuchar aquella voz.

Se volvió a girar, para encontrarse de frente con una persona—no, no era una persona. Ki Hyun sintió un escalofrío recorrerle la espalda, viendo esa figura que se asomaba entre los árboles. Era un dragón. El dragón. Tenía una apariencia prácticamente humana bajo la sombra del bosque, pero al acercarse más, rápidamente Ki Hyun distinguió unos largos bigotes naciendo en sus mejillas y deslizándose hacia abajo. Tenía un brillante y largo pelo de color naranja con reflejos rojos, unos ojos reptilianos de un intenso color anaranjado, con garras en vez de manos, una cola larga hasta el suelo, y unas alas enormes recogidas a su espalda. Su cuerpo era musculado y grande, demasiado grande para alguien que tenía una cara que parecía la de una muñeca, tan bonita y tan pálida. Parecía impensable que alguien pudiera temerle, y aun así Ki Hyun sintió un cosquilleo nervioso, preguntándose qué pasaría con él ahora.

El dragón le miraba con curiosidad, como si esperara una respuesta a su pregunta, y Ki Hyun frunció el ceño e hizo una mueca.

—Al parecer no era lo suficientemente hombre para ellos.

El dragón (que se llamaba Wonho, aunque Ki Hyun no se molestó en preguntarle), no pareció entender qué significaba eso, pero tampoco dio la impresión de que le importara demasiado.

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2023 ⏰

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