Capítulo 1.

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Muchas veces me pregunto si alguien, alguna vez, me quiso de verdad. He estado en contacto con el dolor de los demás, he cargado a mi espalda sus recuerdos, alegrías, tristezas, pasiones y rencores, sin embargo, cuando se apartan de mi lado pareciera que ellos en verdad no cargaron conmigo, ni con una misera o triste parte de mi alma.

En mi primera relación fui una mascota, mi pareja me solía decir que yo traía luz y ternura a su vida, mientras que él solo trajo sombras y desesperanza a la mia. Me dejó por otra y a mi me costó cuatro años olvidarlo.

El segundo me decía que yo era perfecta y que le resultaba difícil imaginarse una vida sin mí, sin mis besos o abrazos. Me dejó por otra y me costó tres años olvidarlo.

El tercero rompió el bucle, ya que no me dejó por otra, nisiquiera sé por qué me dejó, tan solo me abandonó, borró todo tipo de contacto que ambos tuviéramos y me dejó tirada, añorándolo por tantos meses que perdí la cuenta de ellos.

También tuve relaciones que no fueran serias, pero con un grado de intimidad parecido a éstas y terminaron igual. Ahora, como resultado, repudio la vida y la gente y todavía soy incapaz de olvidar a quienes me hicieron tanto daño.

Hace unos minutos me hallaba frente a un barranco, al borde de él específicamente; me despidieron de mi trabajo por el que estudié años en la universidad, mi compañero de casa me abandonó a mí con los gastos de un piso que no puedo pagar, y sin aviso previo, mis padres me consideran la oveja negra de la familia y al haber sido hija única he cargado con todas sus expectativas y culpas desde que nací, siquiera les hice feliz con mis logros, resulto inatractiva a cualquiera de los dos géneros y mi mejor amigo murió en un accidente antes de poder casarse o lograr ser feliz, como solo alguien tan bueno como él merecía.

La razón por la que quiero morir es porque no creo que haya un sentido de justicia, nisiquiera un futuro mejor, la naturalez humana es caótica y desctructiva, si antes governaba la paz y había esperanza, ahora no quedaba atisbo de ella; nisiquiera en las criaturas más inocentes. Un mundo así no merecía la pena vivirlo. Había nadado por mucho tiempo en contra de la corriente y ahora que mis fuerzas no daban para más, me dejo arrastrar cumpliendo con las voluntades de aquellos que me condujeron hasta aquí.

Con las idea clara de que me lanzaría a ese oscuro vacio esperando no retornar y que sea lo que sea que me esperase despues de que mi cuerpo estallase contra el suelo rocoso fuera mejor que lo que esta vida me ha dado, adelanté un pie para apoyarlo en la nada. En cuestión de segundos, con las lágrimas brotando yo ya me sentía en el aire, sin sentimientos de arrepentimiento o de culpa, solo tristeza debido a que merecía un poco más de amor, una segunda oportunidad en una vida que no me pertenecía, pero era tarde, lo era.

Cerré mis ojos con fuerza hasta que el escenario resultase negro. Mi corazón iba a mil y era lo único que era capaz de escuchar en ese momento, nisiquiera mi vida reproduciéndose como una película o más bien como un corto en el que se repetían los mismos fracasos una y otra vez, y tampoco mis pensamientos sobreponiéndose unos a otros.

Tan pronto como hubiera esperado un estallido de mis huesos y mi cráneo atraído hacia la tierra con gravidez, noté algo cálido, una luz rojiza que estallaba con intensidad y luego; luego el tacto de una madre, de un ser querido, o más bien de algo divino, una luz abrazadora. Yo ya creí haberme perdido en la nada, estar en el cosmos como una mota más de polvo, un polvo tan infimamente pequeño al que siquiera se le podian aplicar las leyes físicas de nuestro universo.

Aquello me incitó a abrir los ojos, a ver más de mi nuevo mundo. El dolor en mi pecho había desaparecido, todo a mi alrededor había desaparecido y aquello era una buena señal, tal vez había hallado la salvación.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2023 ⏰

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Alissa. ⓒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora