―Y aquí está el laboratorio de física...
(Um, no está mal, aunque no es muy distinto del que había en mi instituto. Pero mira esos ordenadores del año de la polca. Y luego cobran dos mil euros de matrícula por año, si es que...)
―Bueno, ya que estáis aquí, aprovecho para contaros que, aparte de los exámenes, tendréis que hacer unas prácticas obligatorias que contarán el quince por ciento de la nota. Se necesita un cuadernillo para eso, así que podéis pasaros cuando queráis por reprografía para comprarlo. ―dijo la profesora de física en la presentación.
(Oh, qué bonito para ser el primer día. ¿Y encima hay que pagar por eso también? Dónde me he metido...)
Era un 3 de septiembre de 2013, primer día de universidad, o sea, puras presentaciones. Menos mal que al menos alguien se había ofrecido voluntario para enseñarnos las distintas aulas y laboratorios, aunque no dejaban de ser alumnos de otros cursos. Era gracioso escuchar sus constantes comentarios sarcásticos y todo eso a medida que nos iban explicando. Aunque, para qué nos vamos a engañar, ya me esperaba algo así.
―Vale, ya estamos terminando, podéis preguntar lo que queráis. Ah, sí, mirad, estas son las notas de los que estaban el año pasado en primero.
Se formó un corrillo alrededor del pequeño tablón de anuncios que había en la pared izquierda de la entrada. Había demasiada gente, así que pensé que no merecía la pena y ni siquiera me acerqué. Era mejor esperar a que los comentarios de los demás salieran por sí solos. Bueno, normalmente esa suele ser la mejor estrategia.
―Hala, pero mira qué notas tan bajas.
―No me jodas, ¿cuántos han aprobado?
―Uff, pues yo que no he suspendido un examen en la vida... ―decía una chica con pinta de empollona, de esas que parecen tener el cerebro de un loro porque solo saben memorizar y repetir, como si el objetivo fuera aprenderse el temario y vomitarlo en el examen en vez de entenderlo.― Como saque esas notas me va a dar algo.
―No es por desanimar a nadie, pero, por estadística, el porcentaje de personas que aprueba todo a la primera es del cuatro por ciento.
―Jajaja, estoy viendo que nos van a follar el culo pero bien.
―Aunque, si lo veis por otro lado, en caso de aprobarlo todo a la primera, tendríais vacaciones a partir de mayo.
Obviamente no estaría yo entre ese selecto grupo del cuatro por ciento, y menos con el precedente de mis mediocres notas de bachillerato, pero al menos no soy de los que se ponen a llorar por sacar un dos. Aun así, he de reconocer que me molestó la sonrisita de superioridad de al que bien podía llamar mi senpai, como si por el hecho de estar en segundo ya fuera el puto amo. Pero, bueno, ya descubriría más adelante que quizás sí tenía derecho a comportarse así.
―Pues eso ha sido todo. Bienvenidos a la uni.
Ya me iba haciendo una idea de cómo sería el curso que pasaría allí, sin embargo, jamás imaginé que las cosas pudiesen cambiar tanto en un periodo tan breve de tiempo.
(O-oh. ¿Quién es esa? Uaaah...)
Lo que se presentó fugazmente ante mis ojos no fue otracosa que la mismísima personificación de la belleza...
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Quercus, Peones y una Taza de Té Blanco
RomanceEsta es una carta de amor que escribí con formato de novela ligera a la primera chica que me gustó realmente, cuando estudiábamos en la universidad. Es una historia basada en hechos reales y narrada desde mi propio punto de vista. Algunos nombres de...