Capítulo 1: Dxb5+

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―Fuaaaah

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―Fuaaaah... Ay, qué sueño.

La jornada aquí en la universidad empezaba a las nueve de la mañana, no obstante, dada la distancia que separaba mi casa de la facultad, debía levantarme más de dos horas antes para llegar a tiempo. Por supuesto, dicha distancia no hay que medirla en kilómetros, sino en una magnitud algo más abstracta como son los atascos. Ah, qué míticas caravanas se forman en la carretera de Barcelona dirección Madrid a esas horas, por no hablar de las latas de sardinas en que se convierte el Metro. Seis estaciones tenía que recorrer en esas circunstancias, por lo que no era cosa fácil llegar. Pero eso es otra historia.

El caso es que tenía que madrugar mucho, y al mismo tiempo a mi joven yo de aquel entonces le gustaba dedicar bastante tiempo a sus aficiones cuando volvía a casa, lo que resultaba en que acababa acostándome tarde. Claro, así el sueño se va acumulando hasta que llega un momento que pareces más un zombi que una persona, pero al fin y al cabo la vida está para vivirla y no para dormir, ¿verdad? Como he dicho, eso es lo que pensaba mi joven yo; ahora solo deseo que la hora de acostarse llegue cuanto antes para poder dormir el mayor tiempo posible.

Volviendo al caso que nos ocupa, por suerte, a la salida del metro se encontraban los típicos repartidores del periódico 20 Minutos, y digo por suerte por varias razones: la primera es que había desarrollado una afición por leer las noticias por la mañana debido a que en mi instituto de secundaria también repartían dicho periódico, y me resultaba bastante agradable el hecho de poder disfrutar de un buen almuerzo mientras comentaba las últimas novedades con algún compañero. También había otras razones, como el echarse unas risas con el horóscopo que viene en la última página, pero sobre todo, y por lo cual aún sigo manteniendo esa tradición siempre que me es posible, fue...

―Hola, ¿me dejas el periódico? A ver qué noticias hay hoy.

De repente, mientras esperaba al comienzo de la clase sentado en una de las sillas acolchadas de color azul del pasillo de la primera planta, frente al aula de dibujo técnico, se me acercó una chica más o menos bajita y me dijo eso. Dejaré su descripción para más adelante, pero sabía que iba a la misma clase que yo porque la había visto el día anterior. He de confesar que aún no conocía su nombre, pero sin duda me aseguraría de enterarme en cuanto pudiera.

―Claro, toma. ―contesté.― Aunque hoy no hay nada interesante.

La chica se sentó a mi lado y comenzó a hojear el periódico. Sé que hizo algún breve comentario sobre cierta noticia, pero yo estaba más concentrado en mirarla a ella, por lo que me vi obligado a responder con monosílabos estilo "¿Sí?" o "Anda, mira"; ese tipo de idioteces.

Se acercaba la hora y el pasillo se iba llenando de gente, aunque a pesar de quedar tan solo un minuto no había ni la mitad de los que debiera. Llegó el profesor, de modo que la chica cuyo nombre aún no conocía me devolvió rápidamente el periódico con una sonrisa, me dio las gracias y entró en el aula. No sé si fue cosa del azar o simplemente fue mi instinto el que me guio, pero acabé sentándome en la tercera fila de la mitad izquierda, en otras palabras, justo detrás de ella. Aun así, como las mesas eran bastante grandes y había ordenadores encima, la distancia parecía considerablemente grande. En ese momento no había nadie a mi lado (las mesas estaban colocadas de dos en dos), pero por otra parte tampoco es que eso fuera algo extraño. Es cierto que en esa época llevaba una política muy estricta a la hora de relacionarme con los demás, basada en una profunda observación de la personalidad y el comportamiento de la gente antes de efectuar cualquier acercamiento, pero aun así parecía como si desprendiese un aura de insociabilidad. Se conoce que en aquellos tiempos tenía una fuerte atracción por la psicología y encontraba mucha satisfacción en analizar a los demás, aunque también debo decir que acertaba la gran mayoría de las veces.

Quercus, Peones y una Taza de Té BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora