prince jeon 𓍢 ִֶָ jikook

O3

Jungkook se mantenía rojito
de la vergüenza.

-¿Kookie?-llamó, cuando el
mencionado se quedó callado,
Jimin sonrió-¿Estás bien? Estas
rojito, Kookie.

Ah, Jimin amaba ponerlo nervioso,
era muy tierno.

-Uhm... Minnie…

-¿Ujum?

-T-tengo una duda... desde que
llegaste. -habló bajito, mirando
al rubio, quien solo le animó a
seguir- ¿Eres un... p-príncipe?

Ladeó su cabecita.

-¿U-uh?

-¿Eres un príncipe, Minnie...?
-preguntó de nuevo-De esos
que salen en las películas de
princesas, siempre veo príncipes, y
Minnie eres muy bonito, y yo quiero
saber si eres uno de esos bonitos
príncipes.

Jimin sintió sus mejillitas calientes.

Ah, Kookie, ¿Qué le haces al pobre de
Jimin?

-¿Por qué... preguntas eso?

Jungkook solo sonrió, mostrando
todos sus dientecitos y cerrando
sus bonitos ojos mostrando unas
arruguitas a los lados de estos,
parecía un lindo y adorable conejito.

-Quiero que seas mi príncipe,
Minnie... Y para eso debes ser uno.
-contestó con alegría palpable.

Jimin lo miró sorprendido, para
luego corresponder la sonrisa.

-Entonces seré un príncipe solo
para estar siempre contigo, Kookie.

-¿Lo prometes? -lo miró
esperanzado, y Jimin solo podía
derretirse por la ternura que
Jungkook le hacía sentir.

-Lo prometo.

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Luego de haber pasado un rato
en el jardín, volvieron a sus aulas,
encontrándose a un Félix un poco
pensativo.

-¿Qué sucede, Félixie? -preguntó
Jungkook al sentarse a su lado,
seguido de Jimin.

Félix solo lo miró un poco triste.

-La maestra me preguntó sobre
los golpes que tengo en mi cuerpo,
le dije las razones, le dije la
verdad... y no me creyó-Susurró
decepcionado-Colocó una nota
en mi cuaderno para mis padres,
diciendo que estaba mintiendo.
Kookie... -llamó bajito, mientras
sus ojos comenzaban a llenarse de
lágrimas-tengo miedo.

Jimin lo miró triste, mientras
Jungkook formaba un puchero
por no entender.

¿Por qué su amigo tendría miedo de
sus papis?

-Félixie... nunca me dijiste la
razón de que tus papis te pegaran.

-F-fue por lo que nos dijo la
maestra de las princesas, Kookie,
e-ella habló con mis padres cuando
vinieron ese día a buscarme..
-sollozó bajito.

Jungkook, aunque no comprendía bien,
solo abrazó a su amigo, queriendo
que aquello, que lo tenía llorando y
sufriendo, parara.

Jimin solo los miró en silencio.

Luego de eso, Félix a los pocos
minutos se calmó, comenzando
a ver clases hasta que estas se
acabaron.

Cuando avisaron que ya podían
retirarse de sus aulas y esperar a
sus representantes, Jungkook tomó
las manitos de sus amigos, y
comenzaron a caminar hacia la
salida del panel, divisando a su
madre casi al instante de llegar a la
misma.

-¡Mami!-gritó emocionado,
soltándose de Jimin y Félix y
corriendo a donde su progenitora.

-Mi bebé-correspondió el
abrazo de su hijo, cargándolo en el
proceso-¿Te portaste bien?

-¡Sí!-respondió con una sonrisa,
separándose un poquito de su
mamá.

-Eso merece un helado, ¿Qué
dices?

-¡Helado, Heladooo!-se
movió emocionado, escuchando
las pequeñas risas de la mayor.
Aunque, recordando algo, se
detuvo a los pocos segundos.

-¿Sucede algo, cariño?

-Mami, bájame un momento, por
fiis. -pidió, mientras un tierno
puchero era formado en sus labios.

Bajando al pequeño, la mujer
vio a su hijo correr en dirección a
dos pequeños de su edad, más o
menos, agarrándolos de la mano y
volviendo hacia ella.

-Mami, ellos son Félixie- señaló
al mismo, quien se encontraba
cabizbajo-Mi mejor amigo, y él
es Minnie-el mencionado sonrió
bonito-Mi príncipe- completó
feliz.

La señora Jeon solo alzó sus
cejas en asombro, mientras se
agachaba a la altura de los niños.

-Vaya, así que mi conejito ya
encontró a su principito... -sonrió
suave-Y uno muy apuesto, eh.
-dijo divertida-Bien, cuídalo
mucho, ¿sí?

Jimin solo asintió mientras se
sonrojaba, entrelazando sus
deditos con los de Jungkook.

-Siempre, señora.

Satisfecha, la mayor dirigió su
mirada curiosa hacia donde estaba
Félix.

-¿Qué tienes, pequeño?
-preguntó, mirando preocupada
al mismo. Félix estaba triste y un
poco ido. Jungkook respondió por él.

-Ha estado triste todo el día, sus
papis le hicieron daño.

La madre movió su mano derecha
y la posó suavemente en la mejilla
del niño, alzando poco a poco el
rostro del mismo.

Ahogó un triste suspiro, mirando
las graves marcas que el infante
portaba.

Es solo un niño... por Dios.

-¿Fueron... tus padres, pequeño?
-y la señora Jeon solo
decidió abrazar al infante cuando
este confirmó sus dudas.

Félix lloró todo lo que había estado
guardando, mientras sentía la
calidez de la madre de su mejor
amigo, recordando que hace mucho
tiempo no recibía un abrazo así…
de parte de su mamá.

Promesas, promesas... ¿Podrás
cumplirlas?

Llantos y dolor, confía en mí, todo
estará bien.