Dicen que no existe nada más puro en este mundo que la risa de un bebé.
Quien hubiese esperado que en el momento más triste y doloroso de Severus Snape quien tenía su varita lista para lanzar un maleficio asesino fuera detenido por la risa de aquella bebé que lo miraba desde la distancia y que apaciguara su dañado corazón.
...
1 de Septiembre de 1992
Dentro de uno de los callejones en Londres existía una calma y un silencio muy raro. Era temprano por la mañana y el cielo se encontraba descubierto mostrando un sol agradable. No existía el sonido del tráfico de automóviles que era muy común en la ciudad ni tampoco el ruido de las personas caminando alrededor.
Lo único que dañaba este silencio era un grupo de palomas que estaban comiendo unos restos de pan que alguien tiró en el callejón
Se escuchó el sonido de un CRACK que alejo a las palomas del lugar al ser espantadas por qué de la nada aparecieron tres personas en el callejón. Una mujer, un niño y una niña.
La mujer tenía los ojos grises, cabello rubio y una expresión desagradable en el rostro al ver el lugar en el que aparecieron.
—No puedo creer que el colegio nos siga obligando a aparecer en estos sucios lugares muggles —dijo la mujer mientras miraba alrededor del deplorable callejón.
Los dos niños que venían tomados de las manos de la mujer también miraron con desagrado el lugar.
—Muy bien, es mejor que nos vayamos para llegar temprano al expreso de Hogwarts.
—Si —dijeron al unisono los niños.
Cada niño llevaba sujetando con su otra mano lo que parecia ser unos baúles enormes. Aunque con un encantamiento reducían su peso para que sean capaz de arrastrarlos sin problema.
Caminaron atraves de unas cuantas calles hasta llegar a su destino. La estación de Kings Cross. Una estación muy transitada por los muggles para llegar a sus destinos, un lugar que nadie pensaría que utilizarían los magos para esconder la estación del expreso de Hogwarts.
Pusieron sus respectivos baúles en un carrito. El niño coloco lo que parecia ser una escoba de Quidditch envuelta sobre su baúl. Mientras la niña colocaba una jaula con un cuervo en el suyo.
—Dejame ayudarte con esto.
—Muchas gracias tía Cissy.
Narcissa Malfoy era la encargada de este año llevar a su hijo y su ahijada al expreso de Hogwarts. Este sería el primer año de su ahijada y estaba un poco preocupada por ella y por como le irá dejandola sola.
Después de alistar todo el equipaje, comenzaron a recorrer la estación para llegar entre los andenes 9 y 10. El lugar donde se encontraba escondida la barrera que los llevaría al expreso de Hogwarts.
—No puedo creerlo, parece ser que hoy hay más muggles que de costumbre —dijo la mujer con desagrado— Draco, no te alejes tanto.
El niño llamado Draco. De piel palida, rostro afilado y cabello rubio. Iba más adelante empujando su carrito, dejando bastante atrás a sus acompañantes.
Narcissa trataba de seguirle el paso a Draco pero le era muy difícil debido a la gran cantidad de gente que le estorbaban en su camino y que también tenía que estar cuidando a su ahijada para que no se perdiera.
Finalmente cuando llegaron entre las estaciones 9 y 10, vieron a Draco esperándolas recargado muy aburrido sobre su carrito.
—Draco, te dije que no te alejaras tanto —Narcissa estaba muy enojada con su hijo.
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Serena Snape y el Heredero de Slytherin
RandomSerena Eileen Snape, hija del profesor de pociones Severus Snape, inicia su primer año en Hogwarts esperando tener una vida escolar tranquila, aunque lo que no sabía es que era el comienzo de sus años más agitados en la vida. Su primer año tendrá qu...