El Gran Enemigo De Kim Jiwoong

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Jiwoong estaba solo.

Bueno no, no estaba solo, eso era una exageración, Jiwoong estaba a cargo de cuidar a Yujin esa tarde.

Con Hao atrapado en una reunión del trabajo y Hanbin rellenando y arreglando los últimos papeles para que los tres fueran los tutores legales de Yujin, Jiwoong era quien cuidaba al pequeño Yujin esa tarde.

Todo estuvo normal, todo se sintió demasiado feliz y correcto para Jiwoong.

Empezó dándole algo de fórmula en un biberón a su pequeño, tocando con el dedo antes para asegurarse de que no estaba demasiado caliente o demasiado fría para su bebé. Y una vez que Yujin terminó de comer, se encargó de palmear su espalda para sacar sus gases y evitar que le doliera el estómago.

Cuando Yujin por fin dejó escapar un adorable y pequeño eructo, Jiwoong los llevó a ambos al sofá, acostándose a lo largo de esté y acurrucando al bebé contra su pecho, acariciando los pequeños y delgados cabellos castaños qué adornaban la cabecita de Yujin.

Era simplemente un bebé adorable, con sus mejillas regordetas y sus ojitos saltones, no había manera de no caer enamorado por ese pequeño.

Así fue, como terminó con un lindo Yujin durmiendo sobre su pecho, haciendo qué su corazón se derritiera con cada expresión qué el pequeño hacía al dormir

"Te vamos a amar mucho Yujinnie, nunca dejaremos qué nada te pase" Le dijo Jiwoong al infante, sabiendo que estaba dormido y que aún despierto, no podría entenderle, pero era la verdad.

Era lo que él sentía, lo que los tres sentían.

El día que Yujin llegó a su vida, recordó Jiwoong, fue un tanto extraño. Si bien los tres habían comprado la casa con habitaciones extra, y definitivamente tenían más planes a futuro en su relación, un niño entrando a la ecuación los tomó por sorpresa.

Extrañamente, y aunque pudieron hacerlo, a ninguno se le pasó por la cabeza llevar al niño a un centro de adopción, mucho menos un orfanato. Era inexplicable la magia qué había desencadenado en el corazón de los tres, el ver esa hermosa sonrisa en el rostro del pequeño.

Y después de eso, no lo discutieron mucho, sabían que era arriesgado, que probablemente no todo en la crianza de Yujin iba a ser miel sobre hojuelas, mucho menos con tres padres. Sabían que probablemente en algún momento tendrían qué enfrentarse a comentarios homofóbicos, corazones rotos y muchas cosas más, únicamente porque el mundo no estaba preparado para ellos, pero no les importaba realmente, no cuando tener a Yujin con ellos significaba darle una familia sana y llena de amor al pequeño, mucho menos cuando significaba qué ellos eran una familia.

Adoptarlo, tal cual, había sido fácil, tal vez no del todo honesto pero fácil. Los tres habían acordado en decir que la madre de Yujin había fallecido, que eran amigos de la infancia, y que como último deseo, la mujer había estipulado qué quería a los tres como tutores legales del menor. Una pequeña mentira, que había funcionado aparentemente

Y ahora se encontraba solo, con un Yujin, quien estaba a punto de ser legalmente su hijo, dormido y dejando baba sobre su pecho.

Si, todo estaba bien

Todo estaría bien

A menos que....

"Dios, ¿qué es ese olor?" Jiwoong sentía como la garganta se le cerraba y sus ojos lloraban un poco, intentando encontrarle sentido al repentino y putrefacto aroma, volteo hacia todos lados en la habitación, sin ver realmente nada

Hasta que fijó su vista en el pañal de su hijo, y lo vio un poco más abultado de lo normal.

"No no no, no Yu, no le hagas esto a papá" Se paniqueo el pelinegro, tomando con suavidad al bebé para moverlo y comprobar su teoría, tirando del resorte del pañal "Yujin, ¿no podías esperar a tu papá Hanbin?"

Dividido entre el pánico y el mareo por el olor, Jiwoong tomó su teléfono celular, levantando la tapa y marcando uno de los dos números que sabía de memoria.

"Hao, el pañal de Yujin está sucio, ¿qué hago?"

'¿En serio interrumpiste mi reunión por esto?, Cambialo Woong'

"No se como hacerlo Hao, esto es un asunto serio, ¿te falta mucho para regresar?" El panico del pelinegro crecía, escuchando de fondo las risas del castaño en la llamada

'Kim Jiwoong, es cambiar un pañal sucio a tu hijo, no desarmar una bomba. Lee uno de los libros que compramos y averigua como, yo se que puedes cariño'

Y fue lo último que escuchó antes de que se cortara la llamada, o más bien que Hao colgará.

Mando un mensaje de texto a Hanbin, quien le respondió con caritas riendo y básicamente diciéndole lo mismo que el chino

Bien, ahora si estaba solo en esta misión, abandonado por los hombres que juraron amarlo, sin saber qué hacer, perdido y con un arma biológica pegada al cuerpo de su hijo

O, en palabras menos dramáticas, con un broche de ropa colocado en su nariz, acomodando al pequeño Yujin en una mesita especial, con una pila de pañales limpios a su izquierda, un libro acomodado estratégicamente a su derecha y el bote de basura lo más cerca posible de su persona

Quitarlo fue fácil, para alivio de Jiwoong, quien ya no podía seguir aguantando la respiración. Y una vez que el "arma biológica" se encontraba en lo más profundo del bote de basura, prosiguió con su misión, limpiando a su pequeño con toallitas húmedas.

Sí, eso era fácil, Jiwoong estaba orgulloso de lograrlo.

Pero, colocar el nuevo pañal era un reto, y había cierta parte qué ni todos los libros del mundo pudieron advertir a Jiwoong.

"Yujin, no, apunta hacia otro lado" De pronto, Jiwoong se vio empapado en la orina de su bebé, quien al ver las muecas del mayor, había atinado a reírse "Si, puedes reírte todo lo que quieras, pero no te vas a librar del baño cuando regresen tus papás"

Y mientras peleaba con el pequeño y volvía a limpiarlo, colocando por fin el pañal nuevo, escuchó la puerta principal abrirse.

Podría decirse qué esa tarde, no solo fue Yujin quien terminó riéndose de su padre, y también puede decirse qué después de esa tarde, Jiwoong le declaró la guerra a los pañales sucios de su bebé.

Anécdotas de Padres Primerizos - WoongHaoBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora