La melodía perfecta ✧ KookTae

Parte dos

TaeHyung se acurrucó más en el pecho de JungKook. El joven músico rió enternecido.

El cuerpo desnudo de su esposo se apagaba más a él en busca de calor. JungKook acarició el cabello de TaeHyung, aquellas hebras castañas con las que tanto le gustaba jugar.

─¿No tenías trabajo que hacer?

─Puedo faltar ─contestó tranquilo─. Esto es mejor que ir a trabajar. ─Acto seguido, besó la frente de su esposo.

TaeHyung arrugó su nariz.

─Pero los niños están ansiosos por verte, no deberías ser tan cruel con ellos.

JungKook alzó sus cejas, ofendido.

─¿Disculpa? ¿Yo, cruel? ─TaeHyung empezó a reír por la reacción de su esposo.

─Sí, eres un cruel JungKook.

JungKook rodó sus ojos, y muy perezosamente se levantó. Se vistió bajo la mirada de su esposo. Pero no le incomodaba, ya eran meses que pasaban así.

Cada día con TaeHyung era un regalo, se sentía el hombre más afortunado del mundo de tenerlo, y cada día lograba enamorarse más.

─¿Qué harás hoy? ─Preguntó, tomando su lira y otras de sus pertenencias.

TaeHyung pareció pensarlo.

─Iré por el bosque creo, iré a recolectar algo de fruta y de paso voy a pasear.

JungKook asintió, acercándose de nuevo a la cama, dándole un pico en sus labios a TaeHyung, su esposo.

─Bien, te doy el alcance entonces, no demoro.

TaeHyung asintió, recibiendo otro pico por parte de JungKook antes de que este se fuera.

Cuando JungKook finalmente se fue, TaeHyung volvió a acostarse. Una sonrisa enamorada posándose en su rostro.

─Aaah, JungKook, JungKook. ¿Por qué eres tan perfecto?

Muy a su pesar también se levantó, y se alistó para ir por las dichosas frutas. Se habían acabado y a su amado JungKook le gustaba comer una cada día.

[ . . . ]

TaeHyung llevaba sobre su cabeza la cesta con frutas, teniendo cuidado de por donde caminaba. El suelo podía ser muy traicionero.

─Pero miren a quien nos encontramos. El bello de TaeHyung.

TaeHyung se sobresalto, volteó para confirmar sus miedos. Era Aristeo, un apicultor al que había rechazado unos años antes.

Nunca se había encontrado con él hasta el día de hoy.

─Aristeo... hola ─saludó, más que nada por cortesía.

─Oí que te casaste.

TaeHyung asintió rápidamente.

─Sí, con JungKook, llevamos casados un par de meses.

El apicultor asintió, y se acercó a él de manera que no le gustaba a TaeHyung.

─¿No te gustaría pasar un rato y tomar el té? ─TaeHyung negó de inmediato─. Oh vamos, no tomará mucho tiempo.

TaeHyung retrocedió en cuanto Aristeo tuvo intenciones de acercarse. TaeHyung no era tonto, sabía que ese hombre quería poseerlo.

E incluso si le decía que no, él no iba a hacer caso.

No podía fallarle de esa manera a JungKook, a su esposo.

─No, yo ya debo irme, JungKook vendrá a verme.

Aristeo siguió acercándose, y TaeHyung siguió retrocediendo. Sin embargo, al ver que Aristeo perdía paciencia, decidió tirar la cesta de frutas, que suponía un gran peso para él, y correr.

Se alejó lo más que pudo de aquel hombre que sabía que iba a hacerle daño.

Corrió sin mirar atrás, y sin ni siquiera mirar por donde pisaba. Aquello le jugó una mala pasada.

Su pie tropezó con algo que primero no supo distinguir, ya en el suelo, pudo ver con que tropezó.

Expandió sus ojos cuando distinguió a una serpiente, no puedo reaccionar cuando la serpiente ya le estaba mordiendo.

Gritó de dolor, y Aristeo, quien lo encontró, se quedó pálido con la presencia de la serpiente. Dio media vuelta y se fue.

Entre dolor y lágrimas, solo pudo pensar en su esposo, en su amado.

"JungKook."

[ . . . ]

JungKook dejó de tocar la lira, un malestar en su pecho se hizo presente, y alguien susurró en su oído.

"TaeHyung está en peligro."

JungKook se puso pálido, los niños del orfanato lo veían con confusión, pues había dejado de tocar su instrumento.

No lo pensó dos veces, levantándose para correr rumbo al bosque. Siguiendo sus instintos, corrió, rezando a los dioses para llegar a tiempo.

Desde que se casaron, las malas lenguas habían afirmado que aquella unión acabaría mal. Pero TaeHyung y él habían ignorado todo, decidieron ser felices a su manera.

No podían arrebatarles tal felicidad, no ahora. Aún no habían tenido hijos, aún no habían viajado por todo el mundo, aún no había llevado a TaeHyung a recorrer el mar en un barco.

Les faltaba mucho por hacer, no podía irse todo a la basura.

Siguió corriendo, ignorando que sus pulmones y sus piernas pedían un descanso. Corrió sosteniendo con fuerza su lira.

Divisó una silueta a lo lejos, y se acercó de inmediato.

Su corazón se detuvo, su respiración paró, sus manos comenzaron a temblar y su lira cayó.

Frente a él, TaeHyung yacía tendido en el suelo, sus ojos estaban a punto de cerrarse. Examinó su cuerpo, logrando divisar una mordedura de lo que parecía ser una serpiente.

─N-no. ─Murmuró, dejándose caer al lado del cuerpo de TaeHyung.

Sujetó al castaño, rezando a los dioses por algún milagro. Pero no llegó.

TaeHyung perdía fuerzas cada segundo que pasaba.

─TaeHyung, p-por favor, no te mueras, dime algo ─decía desesperado, sujetando con una de sus manos el rostro de su esposo.

TaeHyung tenía la piel más oscura, el veneno le estaba haciendo efecto.

─Te amo, JungKook.

JungKook quería decirle que lo amaba también, pero los ojos de TaeHyung se cerraron, y de su garganta solo salió un grito desgarrador.

Las lágrimas se hicieron presentes en él, abrazó el cuerpo de TaeHyung, pidiéndole en voz baja que despertara.

Pero no ocurrió.

Gritó y lloro, que los animales que estaban cerca se alejaron asustados.

─¡Zeus! ─Gritó, estaba desesperado─, Dios que gobierna el cielo y el Olimpo, por favor, te lo suplico, te lo ruego, devuélveme a mi esposo.

Miró el cielo, las lágrimas le impedían ver con claridad pero no le importó. Siguió repitiendo la misma oración con la esperanza de recuperar a su amado.

─Me temo que yo no puedo interferir en las labores de mi hermano, Hades.

JungKook se congelo al escuchar aquella voz.

─Pero puedes ir a pedírselo tu mismo, Hermes te llevará al inframundo, al Hades.