Donde viven las sirenas

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Ryusui estaba perplejo por haber sido contratado por un hombre supuestamente científico que juraba que las sirenas eran reales.

Sin embargo, él tenía mucho dinero, y Ryusui era un pirata que deseaba todo en el mundo. Tenía el objetivo de reconstruir el imperio Nanami que fue usurpado por los monarcas, así que se convirtió en pirata y rápidamente se ganó la reputación de ser uno de los mejores, y por eso Ishigami Senku lo buscó.

—Dicen que eres el mejor navegando por aguas difíciles —le había dicho en su primer encuentro, antes de arrojarle dos bolsas llenas a rebosar de oro y joyas de incalculable valor—. Quiero que me lleves al Ártico, cerca del nuevo continente, donde están los glaciares. —Sonrió de forma casi desquiciada—. Allí podré hacer mi investigación.

—¡JA, JA, ACEPTO! —exclamó Ryusui de inmediato, ignorando la mirada horrorizada de Sai—. ¿Y de qué es esa investigación?

Senku agrandó aún más su sonrisa.

—Sirenas.

—¡No puedo creer que hayas hecho eso! —reclamó Sai poco después de que zarparan ya con todo preparado y comenzando la aventura para llegar al Ártico—. ¡Dicen que el recorrido hacia esa zona es muy complicado, y además ya sabes que Ishigami Senku está asociado al monarca que nos despojó de nuestras tierras!

—Pues claro, ya me dijo que todo el dinero se lo robó al monarca. —Ryusui sonrió como si nada, ignorando el grito espantado de Sai—. ¡Pero él nos robó el dinero a nosotros, así que es como si nos lo devolviera, JA, JA! —Chasqueó los dedos despreocupadamente.

—¡¿Y crees que vamos a salir impunes de esto?! ¡Estamos demasiado cerca de sus tierras, seguro nos van a perseguir con todo!

—¡Tal vez, pero mi Perseo es el más rápido! —No pareció preocupado en lo absoluto.

Sai solo pudo lloriquear, sabiendo que era inútil tratar de razonar con Ryusui.

Los días pasaron y todos en la tripulación se enteraron del objetivo de Senku.

—¿Y dice que es un científico! ¡PFFF! ¡JA, JA, JA! —Yo-kun no dejaba de reírse—. ¡¿Cómo puede creer en sirenas?!

—Solo son un mito de marineros, qué ridículo. —Magma también se estaba riendo.

—Sería bueno que existieran mujeres tan hermosas, pero serían medio inútiles, aunque al menos tendrían bocas —opinó Mozu con una sonrisa perversa.

—Eres despreciable —le respondió Kirisame, asqueada.

—Igual es una locura lo que dice Senku —murmuró Chrome, que era junto con Kaseki (que siempre se quedaba en Tierra) el arquitecto del barco y el responsable de su gran velocidad—. Yo seguí sus investigaciones, leí sus libros, me parecía un gran científico, pero... esto es demasiado loco. —Frotó su nuca, sin saber qué pensar del científico que antes fue su inspiración para salir adelante.

Tenía muchas preguntas, así que decidió volver a intentar preguntarle a Senku, encontrando que esta vez parecía estar libre, dando vueltas un pequeño cuadro en sus manos, a diferencia de los días anteriores donde había estado siguiendo obsesivamente la ruta de Ryusui, siendo muy especifico respecto al punto del Ártico al cual quería llegar.

—Hola, Senku. —Se sentó frente a él en su camerino, mirando con curiosidad el cuadro que giraba en sus manos. Parecía ser el retrato de una mujer, pero decidió no preguntar—. Ya me presenté, soy Chrome y...

—Sí, sí, Ryusui me habló del gran trabajo que hiciste junto con el tal Kaseki para mejorar este barco, es bastante impresionante. —Rio entre dientes.

Semana SenHaku 2022 - 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora