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El olor del desayuno que provenía de la cocina llenaba mis fosas nasales, mi padre hacia el desayuno, me desperté de buena alegría, ya que las vacaciones habían empezado, me levante de la cama y me puse mis pantuflas, salí de la habitacion y baje a la cocina viendo a mi padre cocinar, me acerque a él a su lado y le vi.

—Buen día Sam— Hannibal sonreía de forma lineal mientras terminaba de hacer aquel desayuno exquisito.

Todo desayuno que el hacia era delicioso, junto con las comidas y cenas,  me fui al comedor y tome asiento, dejo los platos en diferente lado, para el y para mi, tomó asiento y empezamos a comer.

—Dormiste bien?—Preguntó mientras agarraba un pequeño pedazo de huevo con el tenedor y lo metía a su boca.

—Muy bien, por fin las vacaciones y si estoy feliz, ya que no veré a los estupi-..

—Que dijimos Samantha?—Me regañaba hannibal por aquellas palabras, que no me permitía decir

—Lo lamento—Decía cabizbaja mientras empezaba a comer aquel desayuno

Ambos comíamos en silencio, es lo que él prefería mil veces, a el, el silencio y a mi el desorden, solo cuando el no estaba en casa, podía ser yo misma.

Ambos al terminar recogimos nuestro platos y nos dirigimos a la cocina a lavarlos, nunca me dejaba hacer algo por ayuda, el pedía hacerlo con amabilidad mientras yo me sentía mantenida, de un momento a otro tome los platos antes que el y empecé a lavarlos, el al verme hacerlo se acercó a mi y pidió que no lo hiciera.

—Deja, yo lo hago, puedes ir a ver la televisión a la sala— Hannibal trataba de quitarme de las manos los platos.

—No, yo puedo padre, enserió, siempre usted lo hace, tengo que hacer algo de provecho—

—No, enserió, puedes irte a la sala a ver lo que gustes, son tus vacaciones disfrútalas—Sonreía dulcemente, su sonrisa provocaba la mía, cosa que deje los platos y seque mis manos con un trapo de cocina, salí de la cocina y di direccion a la sala.

No podía pelear con hannibal, se que han pasado muchos años, pero aun así no le tengo la demasiada confianza para gritarle o enojarme con el, si de ser así, solamente no hablaba con el, cosa que el arreglaba con palabras y ambos volvíamos a la normalidad.

La televisión me pareció muy aburrida, no había nada bueno en lo absoluto, hannibal entró a la sala viéndome la cara de aburrida, sonrío ante eso y se sentó a mi lado de manera elegante como siempre lo hacía en cualquier acción, cruzo las piernas y miro la televisión, con algo de pena recosté mi cabeza en su hombro, paso un brazo al rededor de mis hombros y me acerco a el.

Como siempre, Hannibal consintiendome como si aun fuera aquella pequeña niña de 7 años que era tan idiota y atontada.

Su reloj dio las 9:00 Am, tenía que ir a su trabajo de psicólogo, nunca salia de aquella sala de oficina por tener demasiados pacientes, se levantó y tomó su saco de un perchero, veía sus acciones, siempre me dije que tenía un padre atractivo y que en cualquier momento alguna mujer me lo quitaría, era una hija celosa, lo sabía perfectamente y el igual.

Me dio una sonrisa y se fue, tenía por un largo tiempo la casa sola, me levante del sofá y apague la televisión subiendo a su habitacion, me gustaba estar hay ya que era una habitación grande y cómoda, nunca me permitía entrar a menos que el me diera el permiso, aun así, entraba por mi propia cuenta sin ser descubierta, lo único que hacía era leer algunos libros que el portaba en unos estantes.

𝑴𝒊 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒂𝒅𝒐𝒑𝒕𝒊𝒗𝒐 [𝐡𝐚𝐧𝐧𝐢𝐛𝐚𝐥 𝐥𝐞𝐜𝐭𝐞𝐫]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora