Capítulo 1: El Comienzo del Misterio

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Lara cerró su laptop con un suspiro, las luces nocturnas de la ciudad parpadeaban a través de su ventana, como estrellas caídas sobre el asfalto. Había pasado otra noche sumergida en sus estudios de ingeniería informática, una distracción bienvenida de los recuerdos dolorosos que la acosaban cada vez que se permitía un momento de silencio.

Hoy se cumplía un año desde que Alex había desaparecido de su vida. Un año desde aquel accidente que había dejado un vacío imposible de llenar. Lara se resistía a mirar las fotos de ambos en las redes sociales, un recordatorio constante de lo que había perdido. Pero, en lo profundo de su ser, sabía que no podía huir eternamente de su pasado.

Su teléfono vibró, sacándola de sus pensamientos. Un mensaje de WhatsApp. Quizás era Clara, su mejor amiga, recordándole su plan para ir al café local mañana. Pero al ver la pantalla, el corazón de Lara se detuvo. El remitente era un número que no había visto en un año, un número que había borrado de su teléfono, pero que su corazón nunca olvidaría: Alex.

El mensaje era sencillo y aterrador: "¿Por qué no abriste mi último mensaje, Lara?"

Lara se quedó paralizada, la sangre helada en sus venas. No podía ser real. Tenía que ser una broma de mal gusto, alguien que había conseguido el viejo número de Alex. Sí, eso tenía que ser.

Pero la duda la carcomía. El último mensaje de Alex, aquel que había llegado la noche de su muerte, aún permanecía sin abrir en su aplicación, un ícono perpetuo de su indecisión y miedo.

Respirando hondo, Lara decidió responder. Su respuesta fue temblorosa, una mezcla de miedo y una desesperada esperanza: "¿Quién es esto?"

La respuesta llegó casi de inmediato, como si el remitente estuviera esperando justo al otro lado de la pantalla. "Soy yo, Alex. Necesito hablar contigo."

Lara dejó caer el teléfono, como si de repente se hubiera convertido en un objeto de fuego. Las palabras danzaban en su mente, formando una tormenta de emociones y preguntas sin respuesta. ¿Era posible? ¿Podía Alex estar, de alguna manera, tratando de comunicarse con ella desde el más allá? O ¿era solo la cruel broma de alguien que no entendía el dolor de perder a un ser amado?

Mientras la noche se desvanecía en las primeras luces del amanecer, Lara sabía que no podía ignorar este misterio. Necesitaba respuestas. Y así, con un corazón lleno de temor y curiosidad, decidió adentrarse en el enigma que la conectaría con un mundo que nunca imaginó posible.

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