10

31 5 1
                                    

Soñando.

No siempre pasaba, no siempre se volvía alguien afortunado pero hoy al menos obtuvó la dichosa fortuna para entrar en el mundo de ilusión creado por la mismísima humana. 

Inoue se mantenía en un mundo aparte mientras su cuerpo yacía completamente inalterable, como si ella estuviese destinada a ser una batería eterna en un mundo inmaduro que apenas daba sus primeros pasos. Dentro de su mundo, ella era la protagonista de sus aventuras y desventuras y cada una de ellas estaban inspiradas en las historias y cuentos de fantasía que como humana deseo tener en sus manos y coleccionar, los libros que se privó debido a su pobreza por tantos años y que conocía por otros medios como la cultura oral. 

A veces, solo a veces dejaba la puerta abierta para Ulquiorra. No es que lo dejará afuera apropósito si no que ella seguía pensando que no era importante para nadie por lo tanto su puerta se mantenía cerrada. 

Su razonamiento se quedó en la ansiedad de no haber sido rescatada, según ella y para protegerse de los últimos acontecimientos mientras estuvo consciente; Inoue permaneció en el estado mental de que no era lo suficiente importante para que sus amigos vinieran por ella al hueco mundo. Cautiva y solitaria por lo mismo no esperaba ni dejaba entrar a nadie a su mundo. 

Con su vestido celeste preguntó a  un colorino gato rayado sonriente. Parados en medio de un camino que llevaba a muchas direcciones, estaba perdida.

—¿Has visto a mis... ?

Antes que terminará de preguntar Ulquiorra apareció vestido de traje y usando un sombrero copa muy sobrecargado llamando la atención con distinción. 

Los ojos de Inoue se abrieron brillando, como si una pequeña parte de memoria se agregará a su delibitada mente enigmatica convertida en un puzzle. 

—Ulquiorra— le sonrió y camino tranquilamente hasta él. 

¡Por fin un rostro conocido! 

Su alivio fue evidente.

En su sueño habia estado corriendo de un lado a otro, por fin encontró con algo de calma. 

—Te he estado esperando— Ulquiorra le dijo. Se tomó su tiempo para mirar el lugar, el extraño mundo de hoy era más bizarro hasta ahora. Sacó un reloj de bolsillo. Al menos ya había leido este libro y sabía su papel aquí. 

—¿Qué?

—Estas retrasada señorita— le jugó Ulquiorra mientras ella se sentía desubicada sin saber que le estaba gastando una broma. 

¿Esta en el papel?, ¡No me lo creo!

La condujó por el camino correcto, saltándose la parte de las preguntas del gato sonriente. 

—¿Qué haces aquí?— Ella preguntó cuando su mente se ordenó.

—Cuido de ti— dijo son simpleza. 

Ella pusó sus manos detrás de su espalda y caminó dando saltitos siguiendo el camino que trazó Ulquiorra con su andar —verdad que es tu deber. 

—Lo hago porque quiero, desde el principio nunca fue mi deber. He de admitir— le contestó buscando su mirada. —Y es cierto que te estoy esperando— miró en todos lados —tengo que venir a lugares raros cada vez para recordartelo pero parece que haz perdido la cabeza o tal parece que es más exacto decir que te entra de un lado y sale por el otro.

Inoue se sorprendió cuando lo vio hablarle de manera tan resuelta, ¿Ulquiorra siempre fue tan resuelto y expresivo? No podía recordar un comportamiento como este. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: a day ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿Por qué has llegado tarde?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora