Oh, pobre de mí,
pues mantengo tantas penumbras en mí,
tantos secretos,
tantos misterios,
tantas mentiras de mí.
¿Amarías esa parte de mí?
Oh gran luna,
una noche entre lágrimas
te confesé mis miedos,
te confesé mis penumbras.
Oh gran luna,
¿por qué me abrazas?
¿No has de sentir odio por mí?
Pues esto es desconocido para mí.
Oh luna mía,
de ti me estoy enamorando perdidamente,
pues me abrazaste
cuando nadie lo hizo.
Oh luna de mi cielo nocturno,
¿de verdad iluminarás el cielo de esta alma en desgracia?
Pues, si es así,
quedaré rendido ante ti,
quedaré perdidamente enamorado de ti.
Pues en ese atardecer,
en ese anochecer,
fue cuando realmente
me enamoré.
Perdóname por romper
las reglas de la vida.