Capítulo 6

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20 de diciembre.

Carlos estaba tan nervioso. Eran las 4 de la mañana, ya iba camino hacia donde parecía que iba a pasar las vacaciones de ensueño. No sabía que era lo que le esperaba por parte de Miguel, éste sólo le avisó que llevara un traje formal, por si acaso. 

En menos de lo que esperaba, estaba ahí, en su habitación de hotel. Era muy bonita, por cierto; colores neutros que le daban elegancia al cuarto, el aromatizante olía bastante bien y tenía espacio suficiente (y hasta más) para el solo.

Miguel había llegado unos día atrás para preparar tanto sus asuntos personales como su encuentro en persona con su nuevo amigo.

La separación entre las habitaciones de ambos era poca, pero aún así, sabiendo de esa poca distancia, ninguno tenía el valor suficiente para ir con el otro. Además de que quisieron hacerlo especial. Organizaron una cena en uno de los restaurantes de la localidad. Era perfecto; tenía un ambiente tanto romántico como elegante.

Era la hora. A las 8:00pm de ese mismo día era su primera "cita", no podían estar más nerviosos. El español llegó unos minutos antes, era para asegurarse de que todo saliera como lo planeado. Mientras, acompañaba su espera con un café y su celular en mano.

El latino estaba cerca de la zona donde se encontraba su mesa. Iba con un traje negro, camisa blanca sencilla y corbata azul rey. No quería sobresalir mucho, pero esa sencillez no le restaba elegancia en lo absoluto.

A lo lejos pudo observar al europeo, el cuál iba con una vestimenta muy similar a la suya, lo distinto ahí era su corbata en tonos dorados, que a percepción de Carlos, hacia resaltar sus rizos castaños y ojos marrones.

Aquí es cuando todo se va a la mierda.

Al acercarse más, ambos se dieron cuenta de dos cosas: La primera, se veían más guapos en persona que en cámara. En segunda, ya se conocían, pero no podían decir que de la mejor manera.

Era la primera vez que se veían en persona, eso sí, el problema era en que ya se conocían tan bien mutuamente. Sabían que aunque su amistad siempre fue algo muy lindo, también fue lo mismo que destruyó una pequeña parte de los dos.

Se miraban fijamente a los ojos, una mirada que a simple vista podría parece normal e incluso romántica, pero realmente ambos estaban terriblemente asustados. Definitivamente ninguno estaba preparado para esa situación.

El recién llegado tomó asiento. Estaba temblando. No paraba de temblar y eso le provocaba aún más miedo. Perdió por completo el control de su cuerpo.

Miguel, por otro lado, lucía muy calmado y sereno, pero por dentro estaba también sufriendo. Había conocido al pelinegro muy chico, verlo ahora tan mayor le dió sentimiento, como si de un padre orgulloso de su hijo se tratara; lo habría tomado de una mejor manera de no ser porque estaban en ese momento que iba a tornarse romántico y lujurioso. Eso lo hizo sentir peor.

Los dos hombres estaban sentados frente a frente. Uno intentando ocultar su pánico, fingía leer el menú cuando claramente lo usaba como cortina para evadir la mirada del mayor. El otro si leía el menú, al mismo tiempo que analizaba todo lo que estaba pasando y lo que estaba por suceder; de vez en cuando volteaba la vista hacia el menor, lo observaba por un par de segundos, y regresaba a ver el menú. Ninguno se sentía bien. Ninguno decía nada. Ninguno quería estar ahí.

—Buenas noches, ¿Les tomo su orden?— interrumpió con una sonrisa sutil en el rostro, regresando a los clientes a la realidad.

«Cyber sex» ⟨Mikelex⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora