seguramente esta fue la pantalla más frustrante y desgarradora de ver en nuestra infancia. Era sinónimo de una batalla perdida, pero también era el comienzo de un nuevo intento, y en cada partida desaprovechada siempre dejaba una lección aprendida. Quien hubiera imaginado que se podría llegar a añorar a dicha pantalla, pero es así, son contados los títulos que llegan a mostrar la susodicha frase.