Takahashi~Despierta~
Despierta~....
Aquel oscuro lugar en donde te encontrabas, cambió ahora a un pueblo antiguo de la época de las guerras civiles japonesas.
Pero el lugar estaba cubierto por una manta de fuego carmesí, acompañado por llantos y gritos de agonía de los pueblerinos.
La lluvia de ceniza rozaba con las cabañas y cosechas dañadas, bañadas en un oscuro negro.
Niños lloraban por sus padres aplastados por los escombros, gente gritaba de dolor y terror de perder la vida y el viento que incrementaba el gran poder que emanaba el fuego, como si de una gran bandera gigante volando por la suave brisa.
–Takahashi...No me dejes ahora...– sentiste como una voz masculina y quebrante te hablaba suavemente, mientras que sentías como alguien te cargaba en estilo nupcial. No podías moverte, no sentías nada mas que los latidos fuertes de tu corazón palpitando.
Tu vista era bastante borrosa, y solo pudiste notar la silueta oscura de lo que parecía la persona quien te cargaba cuidadosamente; solo notaste que el era de cabello azabache como la noche, fuerte cual roca y tenía unas extrañas marcas en su rostro. ¿Una maldición? No la podías reconocer, pero sentiste que el lugar emanaba un increíble poder maldito de al parecer una maldición de categoría especial.
–No por favor...No pienso volverte a perder de nuevo...– habló aquel hombre, mientras sentías como sus lágrimas comenzaban poco a poco a caer en tu frente. Pero por alguna razón, sentiste como de tus labios emitías algunas palabras sin tu consentimiento.
–Amo...Al igual que esta vida y en la siguiente, volveré...así b-buscaremos encontrar una forma de...restaurar su reino...– La voz que emitías no era tu voz, sino extrañamente de una niña pequeña. La mano del hombre suavemente acariciaba tu mejilla, y notaste como en su meñique izquierdo tenía atado lo que parecería un hilo de un rojo lava brillante, que con cada roce que la mano del muchacho daba, este comenzaba a brillar.
–Takahashi...– susurró aquel hombre,bastante dolido. Finalmente, sentiste como un suave pitido en tus oídos comenzaba a incrementar, para que luego cerraras tus ojos.
De la nada, ___ se había levantado de golpe de su sueño: se había quedado dormida en su escritorio, y aún con su uniforme de la escuela de hechicería.
La peli-castaña sus ojos suavemente mientras que se estiraba costosamente, ¿cuanto tiempo ha estado dormida? Takahashi miró curiosa su teléfono, eran las 20:37.
–¡Maldito Megumi! ¡Me prometió que me llamaría para ir a la misión!– exclamó Takahashi como si fuera una niña pequeña haciendo berrinche.
La fémina rápidamente se levantó de su asiento y se acomodó sus anteojos, mientras que se acomodaba sus zapatos.
Pero cuando ella volteó a ver hacia la puerta de su habitación, presintió que algo malo estaba por suceder y de un abrir y cerrar de ojos, varios hilos rojos empezaron a aparecer por doquier.
–Se qué Megumi dijo que no debemos de mostrar nuestras técnicas malditas con la gente común...– susurró Takahashi para notar como varios hilos rojos estaban traspasando la ventana y ella saltó, ahora deslizándose por aquellos hilos rojos.
–...Pero esto es una emergencia–
[Cambio de escena]
Era de noche, ahora en una escuela, Megumi se encontraba persiguiendo a una maldición junto con sus lobos de Jade, quien se estaba por devorar a quien sería una amiga de Itadori junto con lo que sería el dedo de Sukuna.
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