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Mis días después a lo que había sucedido fueron una mierda.

Me había acostumbrado tanto a Osvaldo que ahora me era imposible vivir mi día a día sin pensar que ahora pudiéramos estar juntos, riéndonos, haciendo cualquier estupidez o solo estando uno al lado del otro.

Pero ahora era diferente.

—¿Entonces ya te acercaste a Quackity?

—No, al parecer Osvaldo les dijo lo que había sucedido, y ahora nadie de ellos quiere hablarme, o relacionarse conmigo.

—Eres una pendeja. —Bramó dándome una cachetada. —Una maldita cosa tenías que hacer, ¡Y lo arruinaste!

—N-No fue mi culpa... y-yo no lo planeé así.

—¡Por supuesto que no, eres una tonta, no debías meter tus malditos sentimientos en ésto! ¡Para empezar ni siquiera debiste haberle dicho nada! —Me sujetó por las mejillas con una sola mano, apretándome con coraje. —¿Qué maldita sea te costaba quedarte callada y simplemente dejar que las cosas pasarán?

—¡No fue mi culpa!

—¡Si lo fue, joder! —Exclamó empujandome. —¡Ahora todo está arruinado por tu puta culpa! ¡Eres una pendeja!

Y aún sin ser suficiente que me haya empujado y yo haya caído, me soltó una patada en las cosillas.

Respiró frenéticamente y luego se fue del departamento.

Me puse a llorar, no solo por los golpes, o la humillación, sino porque sabía que ésto nunca iba a parar.

Todo siempre ha sido mi culpa, desde la maldita creación de esa página estúpida.

Pero sé, que aunque elimine la página, nada volverá a ser como antes, porque ya la he cagado lo suficiente como para que todo sea como antes.

°°°

—Ah que pinche Sohany, pinches viejas, todas son iguales. —Bufó Quackity sirviéndose un shot de jugo de naranja. —Entrale, son buenos para el olvido.

—Ni madres, dame algo que tenga alcohol.

—Ijole, eso sí no se lo vengo manejando joven, están en un puesto de jugos. —Les dijo el buen señor despachador. —Pero si quieren, por otros veinte si les pongo a escondidas.

—Nah, ya no quiero nada, vámonos Quackity.

Ambos chicos se fueron del local luego de pagar.

Habían pasado cinco semanas exactas desde que pasó lo que pasó, Osvaldo ya les había contado a todos, pero ahora quería desahogarse con su buen amigo Quackity.

—Sabes... no quería decirte, pero Sohany me mandó mensaje, pero no quise contestarle porque pues... no lo sentí correcto.

—Contestale y a ver qué te dice. —Dijo girándose inmediatamente hacia el de gorro. —A ver si también sale con tratar de conquistarte para sacarte toda la fama y dinero.

—No me gustaría hacerlo, sinceramente. —Murmuró incómodo.

—Andale echa paro y ayudame, quiero que sea miserable como yo lo fui.

—Conste, si algo sale mal es tu culpa. —Dijo el de gorro sacando su celular para después meterse a la aplicación y luego al chat con la chica.

Quackity le contesto al Hola, y rápidamente recibió respuesta por parte de la chica. El de gorro comenzó una conversación, pues él era muy bueno al momento de hablar y generar una buena charla.

Osvaldo estaba atento a todo lo que hablaban, pero algo no le cuadraba, definitivamente algo estaba raro.

—Ya parale.

—¿Por qué? Apenas le ando diciendo de mi hamburguesa. —Dijo confundido.

—No es ella.

—¿Cómo sabes?

—Hany tiene una forma muy diferente de contestar mensajes.

—Ay si, Hany. —Se burló, pero de inmediato se calló cuando el más alto le dio una mala mirada. —Bueno, ¿Pero y entonces que procede?

—Deja le mando mensaje. —Murmuró. —Si es ella entonces tiene que responderme.

—¿Y como sabes que si te responde es ella? ¿Qué tal si la otra persona también responde? ¿Y que tal si es un robot?

—Hany quedó mal conmigo, así que tiene que responder.

Osvaldo le mandó mensaje diciendo que tenían que hablar, pero cuando marcó que había leído los mensajes, no sucedió nada más.

—No es ella, algo debe estar pasando.

—¿Y si sí es un robot?

—Deja de decir mamadas mien. Le voy a marcar.

Y eso hizo, pero mando a buzón rápidamente.

—Esto ya está raro.

—Si, y más raro que no aparezca la página, al menos no como antes.

—¿Qué? Quizás está en mantenimiento, Hany dijo que siempre le dan mantenimiento y cambian cosas.

Pero al ver la página, no aparecían las fotos, los nombres, marcas que incluso promocionaban. Todo estaba raro.

—Mejor voy a verla.

—¿Para qué?

—Porque me preocupa, solo por eso.

—Iiiihhhh, ¿No que no? —Se burló.

°°°

Ya habían pasado algunos... quizás muchos días desde que arruiné la página y amenacé a los chicos de mantenimiento de que no hicieran algo para arreglarlo.

Y por supuesto él había logrado quitarme mis cuentas de las redes sociales, ahora quién sabe que estaría haciendo.

Maldecí el día en el que se me ocurrió darle acceso a todas mis cosas. Incluso a mi auto.

Ese por suerte no me lo quitó, no tiene los papeles así que no podría hacer nada.

Estaba encerrada en mi casa desde ya hace uno o dos meses, ya perdí la cuenta, ya que ese idiota me había encerrado para que no hiciera nada o intentará algo. Me quitó el internet, las televisiones, computadoras, todo... no podía comunicarme con nadie.

Tampoco podía romper la puerta o las ventanas, porque estaba en un décimo piso y las puertas son muy resistentes, demasiado para mí poca fuerza.

Y yo sinceramente no quería hacer nada, no quería luchar, porque ya no tenía por qué luchar.

Me sentia vacía y cada día pensaba en Osvaldo y como estaría, si aún él pensaba en mi, pero pasaban los días y nada sucedía.

Dejé de comer, y por eso me sentía aún más débil.

Ni siquiera ese idiota venía a verme, por supuesto ya tenía a su propia familia, ellos no debían saber de lo que teníamos.

Me sentía mal, tanto física como mentalmente. No me había bañado en días, no había comido en días o quizás semanas, ni siquiera había bebido algo. Me sentía tan mal que ahora solo estaba acostada en la alfombra de la sala, esperando que alguien viniera por mi.

Mi cabeza dolía, y aún estando acostada me sentía mareada. 

Llegó un punto en el que vi puntos en el techo y entonces me pareció buena idea dormir.

¡Sohany! ¡Abre!

Y entonces perdí el conocimiento.

PL4YG1RL | ElMarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora