Una historia donde Karl... ¿Habla?
Así es, una historia donde Karl, el mapache mascota de Poe habla y le da consejos de amor a su dueño para conquistar al chico de sus sueños, Ranpo Edogawa, aquel chico que lo traía loco, aquel chico que admiraba ta...
Hoy Edgar invitó a salir a Ranpo a cenar en un lugar bastante reconocido, obviamente pagado por él, no era algo fuera de lo común que Edgar invite al menor a comer, pero a un restaurante era algo muy nuevo, era más formal, más lujoso y más... Romántico e íntimo.
Bien, Edgar estaba súper nervioso, se puso el atuendo más formal que tenía, un traje color negro con corbata del mismo color, es algo básico pero funciona. Por otro lado tenemos a Ranpo quien estaba luchando por encontrar algo decente que usar, ya que su estilo es muy alternativo, pantalones super holgados, usar faldas encima de estos mismos, ropa holgada y todo ese tipo de prendas... Todo holgado.
Al final se decidió por un pantalón negro un poquito roto de las rodillas, una camisa blanca con una chaqueta negra... Holgada.
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Ahora el mayor iba a casa del detective para ir a aquel restaurante pues se comprometió a llevarlo y regresarlo a casa con el propósito de pasar mucho más tiempo juntos y tal vez, solo tal vez... Insinuarse un poco más.
Bien, Edgar llegó a casa de Ranpo y le mando un mensaje avisándole que estaba ahí y que lo esperaba fuera, el azabache no tardó en asomarse, en menos de un minuto ya estaba subiéndose al auto, esto causó una leve risa en Edgar pues... Significaba que el menor estaba esperando desde antes, se había arreglado antes por la emoción... O eso era lo que se podía deducir (no se equivocaba igualmente).
— ¿Qué? ¿M-me veo mal? — Ranpo no entendía la leve risilla de Poe, pensó que era porque se veía ridículo, al menos para un restaurante de esa clase.
— N-no, no es eso, solamente... Eres adorable, te ves muy bien, me gusta tu estilo. — Poe dijo con calma, se había mentalizado días antes para estar lo más sereno posible, decidió ser sincero, ya que Karl le dijo que no hay nada más atractivo que la espontaneidad y la sinceridad; que fue lo que aplicó está vez, no se inmutó al decir el halago y mucho menos se arrepintió.
Por otro lado, esto hizo sonrojar al menor y sonreír como bobo durante todo el camino en carretera, el "Eres adorable" no dejaba de resonar en su cabeza, y si, esa forma tan casual del mayor al expresarlo se le hizo tan atractiva.
Una hora y media después de charlar sobre sus días y escuchar su música favorita mientras el mayor conducía, finalmente llegaron a aquel magnífico lugar de clase alta. Edgar estacionó el auto, bajo de este y le abrió la puerta al menor como buen caballero que es, finalmente entraron al lugar.
— Woah... — Ranpo miró a su alrededor, era un lugar gigantesco, olía muy bien y se veía tranquilo, ideal para él.
— Lindo, ¿Verdad? — Edgar sonrió ladino, orgulloso de su decisión. — Sabía que te gustaría. — Edgar posó su brazo encima del hombro del menor, haciendo sonrojar a este mismo. — Vamos, nuestra mesa está en un lugar exclusivo.
