Era una noche fría, lo suficiente para prender el calefactor del hogar y prepararse un trago caliente, pasaba de la medianoche y las luces de los departamentos estaban apagadas a excepción de los amantes nocturnos o los que lidiamos con nuestros pensamientos a oscuras.
Me acerqué a la ventana con una taza de café en mis manos, abrí las cortinas esperando ver la tranquilidad de la ciudad mientras dormía, sin embargo, la luz cálida de uno de los departamentos de enfrente captó mi atención de inmediato.
Eran probablemente dos pisos debajo del mío, las cortinas estaban abiertas de par en par, dejando ver toda la sala y cocina del lugar, parecía un departamento impecable, paredes color hueso, libreros perfectamente acomodados, una planta en la esquina que daba un aire fresco debajo de esa luz amarilla que iluminaba la habitación.
Un hombre alto y de cabello largo, se acercó a la mesa donde descansa el tocadiscos y las copas de vino, excelente lugar para tener una buena botella y destaparla; mientras acomodaba el vinilo con maestría, comenzó a jalar el nudo de su corbata para relajar su cuello, de inmediato me di cuenta de que mi respiración se comenzaba acelerar mientras veía sus movimientos decididos en una escena tan banal y del día a día, pero por alguna razón, esa noche era espectadora de un escenario completamente mío sin que él lo supiera.
La música comenzó a sonar, o eso supuse por la forma en que cerró los ojos y dejó caer suavemente la cabeza hacia atrás mientras chasqueaba sus dedos, parecía poseído de una buena manera por la música que lo rodeaba, dio unos pasos hacia delante, tomó una botella de vino y la abrió, en ese momento con la garganta algo seca y la atención sobre aquel hombre, di un sorbo a mi café imaginando que brindaba con él, para mi sorpresa, aquel sujeto que parecía amar el orden, dio un sorbo directo de la botella, acto seguido y aun con la botella en la mano, comenzó a desabrochar su camisa, dejando al descubierto su pecho que subía y bajaba conforme respiraba o cantaba algún fragmento de aquella incierta canción.
De inmediato sentí como el rubor encendía mis mejillas y bajaba por mi cuello hasta centrarse en mi pecho, con mi mano comencé a recorrer la parte de mi nuca, sin dejar de observar aquel espectáculo sorpresa, un revoltijo de pensamientos me invadía.
Una parte de mí sabía que de cierta manera estaba invadiendo su privacidad, que no era del todo correcto mirarlo, pero, no podía apartar la vista ni un solo segundo, era como admirar una obra de arte escondida en una sala de museo.
El hombre tenía en una mano la botella de vino y en otra un cigarrillo que prendió con agilidad, comenzó a bailar como si nadie lo viera, bueno, era sensato creer eso, quién imaginaría que una mujer sin sueño lo estaría viendo desde los departamentos de frente atenta a cada movimiento que daba.
Sin pudor ni miedo, disfrutando de su espacio, recorría la sala cantando, bailando, bebiendo y fumando, podría decir que esta escena era mucho más íntima y sensual, de lo que cualquier otra persona pudiera imaginar, mi cuerpo y mi mente lo sabían, así como mi mano que intentaba calmar el calor de mi cuerpo.
El hombre se paró frente la ventana, miro el lugar en calma por unos minutos, pero mi mente solo podía verlo igual de libre que hace unos momentos mientras disfrutaba lo que aquella música le hacía sentir, de repente levantó la mirada, se percató de la luz encendida de mi departamento, mi corazón se paró y de inmediato cerré la cortina con vergüenza, sin embargo, la curiosidad me ganó y asome una vez más la mirada, no había despegado la vista hacía mi departamento, extendió la botella de vino en señal de brindis, dio un sorbo y se limpió la comisura de su labio mientras sonreía mirándome fijamente, de inmediato me sonroje e hice lo mismo con mi taza de café, él me dedicó una sonrisa y cerró sus ventanas, con ello dando fin a un excelente espectáculo que me mantendría despierta aún después de aquella breve despedida.
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Notas Secretas: Microrrelatos inspirados en canciones
Любовные романыNotas secretas es una recopilación de pequeñas historias que se han cruzado por mi mente al escuchar una canción. El secreto está en disfrutar la música acompañada de las letras y personajes que le dan vida a una nueva perspectiva de esas canciones...