Capítulo 3 Te perdono, la vida sigue contigo o sin ti

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El tiempo pasa rápido cuando comienzas a vivir y no solo existir. Con el paso de los meses he desarrollado una teoría algo extraña que para mí tiene sentido.

Cuando uno vive en la incertidumbre del que será, el tiempo es lento, aburrido, no sabes qué hacer y enfocas tus pensamientos a una sola cosa sobre la que no tienes control.

Sin embargo, cuando aceptas que no puedes tener todo como tú quisieras, dejando que te sorprenda un poquito la vida, continúas tu camino sin expectativas y aceptas lo que es... Es entonces cuando el tiempo pasa más rápido, tanto que quieres que pare por un segundo para asimilar todo lo que ocurre a tu alrededor, para saborear la vida o para decir, "continua, ya he aprendido de esto y no quiero regresar."

La vida fue así después de Alex, cuando menos lo imagine había pasado un año desde que terminamos, sabía poco de él, cosas muy simples, como que había cambiado de trabajo y conseguido un nuevo hogar, pero eso era todo, no había contacto, no había mucho que hablar.

Por mi cuenta, había subido de puesto en mi trabajo, ahora iba a eventos que amaba y escribía de ellos, conocía personas, pasaba más tiempo con mis amigos, bailaba por la casa descalza con la música a todo volumen cuando quería, veía esas películas aburridas una y otra vez, pero el momento en que supe que estaba regresando a ser yo, fue cuando me vi por las noches con mi guitarra escribiendo canciones que solo yo escucharía, encontrando mi refugio entre acordes, letras y melodías.

Era fin de semana, el día pintaba a ser perfecto, no había mucho calor, el aire era fresco sin llegar a ser frío, perfecto para usar uno de esos vestidos que usaba de vez en cuando.

Quería aprovechar la mañana para estar un tiempo conmigo misma, últimamente, disfrutaba de mi propia compañía. Había creado una rutina de tener una cita conmigo misma cada vez que me fuera posible, hoy era ese día. Fui directo a una de mis cafeterías locales favoritas, pedí una mesa en la terraza, quería ver a la gente, pasar y escuchar a las personas que visitaban o caminaban por las calles de mi hermosa Guadalajara.

Mientras esperaba mi desayuno, saque de mi bolsa una libreta de apuntes, llena de nuevas canciones, cartas y pensamientos que había salido de mi lápiz, me gustaba releer esos apuntes en un momento de calma, era la forma de entender lo que sentía y ponerle nombre a mis emociones.

El desayuno llegó acompañado de una buena taza de café, lo que me dio la energía suficiente para comenzar a trabajar en las letras de mis canciones, No estaba segura de si algún día saldrían a la luz, pero tenerlas en esa libreta desgastada color rojo era reconfortante para mí.

Casi al finalizar mi café, satisfecha por la comida y el momento, se acercó un hombre a mi mesa, tímido, pero con una sonrisa que podía iluminar toda la ciudad con la fuerza del sol a mediodía.

-Hola.- dijo con timidez.- No quiero molestarte, ni siquiera suelo hacer esto, solo que estaba pasando y te vi.

-Perdona ¿Nos conocemos?

-No, no, lo siento, es que ... Soy fotógrafo, bueno, por gusto.

Lo miré confundida, pero atraída por sus ojos verdes y rizos recogidos en un moño despeinado.

-Lo siento, es que te veías tan concentrada, era una imagen perfecta, no podía dejarla pasar, así que te he tomado unas fotografías, puedo enviarlas a tu correo si gustas.

-Claro extraño, eso me encantaría, Soy Violeta, por cierto.- Pude ver cómo se sonrojó de inmediato mientras desvía la mirada y extendía su mano a la mía para estrecharla, la cual tomé y sentí un escalofrío recorrer mi espalda.- Un placer.

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⏰ Última actualización: May 09 ⏰

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Notas Secretas: Microrrelatos inspirados en cancionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora