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Manejaba su auto mientras lágrimas recorrian sus mejillas,  no se podía creer de lo que fue capaz.

―La única estúpida fui yo. ¡Maldita sea!. ―golpeó  el volante.

La pequeña Leah estaba dolida, pues la familia no te mata pero si te traiciona y ella veía a Valeria como su família. Su amiga, bueno ex amiga, fue capaz de traicionar a Leah de la peor, o así lo veía ella. Valeria expuso a Leah en redes por andar con Tom, expuso lo de compañeros sexuales y el problema que hubo con su manager, y eso por unos cuantos dólares lo cuales no importaban ya que robó de la cuenta bancaria de la mayor más de mil dólares.

En este momento la chica se encontraba yendo al apartamento de Violett, la hermana de Valeria, ya que está no se encontraba en el pent-house, manejaba a una velocidad, se escabullia entre los autos que le estorbaban y cuando llegó a su destino salió del carro lo más rápido que pudo.

―¡Violett! ¡Violett, abre la maldita puerta! ―gritaba mientras tocaba la puerta y luego se secaba las lágrimas, no quería que la vieran así.

―Leah, ¿Pasó algo? ―pregunto Violett cuando abrió la puerta mientras se secaba las manos con un trapo.

―Sí, tu hermana me robó dinero e hizo mi vida un infierno en redes. No me dejan de llegar mensajes de amenzas a muerte. ¿¡Sabes lo que es eso!?

―¿Valeria? Pero no entiendo. ¿No eran mejores amigas?

―¡La misma mierda crei yo! Ahora dime, ella está aquí ¿¡Si o no!? ―Leah estaba algo exaltada pero no sabía reaccionar de otra manera.

―Si pero.. ―Leah no dejó terminar a Violett y entró a su casa buscando a Valeria, está se encontraba en un sillón con unos audífonos.

―¡Tú maldita infeliz! ―dijo Leah y agarró el cable de los audífonos y los arrebato de sus orejas haciendo que Valeria se quejara de dolor.― Dime ¿porque putas hiciste eso?

―Yo.. no se de que hablas. ―mintió Valeria con nerviosismo.

―¡Deja de mentir maldita sea! ¡Sé lo que hiciste!

Leah no podía dejar de gritar, se sentía mal, traicionada y sola.

―¡Habla!

―¡Porque te odio! He odiado que seas más guapa, que seas rica... que seas felíz. Estoy cansada de ser tu sombra, de que me reconozcan por ser la amiga de la chica perfecta. ¿¡Crees que eso es bonito!?

―¡Nada de eso es mi culpa! Y dime... ¿Cuántas malditas veces te he dicho que no importa lo que decian los demas? ¿Eh? ¡siempre te apoye y te lo recordaba!

―¡Eso no iba a hacer que me sintiera bien, Leah! Solo quiero verte destrozada... quiero ver como lloras y sufres lo que yo sufrí.

―Eres una maldita loca malagradecida, te di lo que más podía.  Te di comida, un techo, que conocieras a quienes querías ¿y así me pagas? Nunca te pedí nada a cambió, te admiraba como amiga, te quise, te amé e intenté cambiar algunas actitudes solo por ti, Valeria... Esto no es justo.

―Pero..

―No, ya no hay peros, no quiero saber una mkerda de que pasa contigo.  Pensé tener a alguien que me apoyaba y me quería. Yo solo quería a alguien que me quisiera bonito, pensé que eras tú y me equivoqué.

Se acercó a la puerta y cuando estaba a punto de salir quiso decir algo.

―Quédate con el dinero.

Salió de esa casa pero no sin antes ver la expresión de lastima que tenía Violett. ¡Esa expresión no!. Pensó la castaña.

Ya no quería llorar, se sentía seca y sin ganas de vivir, fue a su casa y solo se tiró en el sillon, veia el techo, su celular vibraba repedidas veces, ella se levanto y fue a su habitación, tomo las pastillas de dormir que escondió hace semanas, tomó más de las recomendadas y volvió a tirarse en el sillon.

De Ambos (Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora