Freddy, al percatarse de la tensión en la discusión de sus padres, decidió dar un paso atrás y dejarlos calmarse. Observó cómo Martín y Madelin salieron separados de la sala. Después de un tiempo, cuando creyó que era apropiado, se acercó a Martin.Freddy: Papá, ¿dónde está mamá?
Martín, con una expresión preocupada, miró alrededor sin ver a Madelin.
Martín: No estoy seguro, Freddy. Se fue después de la discusión, pero no sé a dónde.
Freddy, también preocupado, se unió a Martín en la búsqueda de Madelin por la casa y el vecindario, pero no había rastro de ella.
Freddy: ¿Crees que deberíamos llamarla o buscar en lugares que le gusten?
Martín: Sí, intentemos llamarla. Quizás solo necesite un momento para calmarse.
Padre e hijo comenzaron a llamar a Madelin, pero su teléfono estaba en modo silencio. La preocupación aumentó mientras continuaban buscándola, esperando encontrarla pronto.
La enfermera Barth, con seriedad, les informó a Freddy y Martín que Madelin había intentado acabar con su vida. Agradeció que la encontró a tiempo y les aseguró que estaba siendo atendida en el hospital. Ambos se apresuraron al centro médico, ansiosos por estar con Madelin y brindarle el apoyo necesario en este difícil momento.
Freddy, angustiado: ¿Cómo pudo llegar a ese extremo, papá?
Martín, con preocupación: No lo sé, hijo. Lo más importante ahora es estar con ella y apoyarla.
Enfermera Barth, al recibirlos en el hospital: Está en observación, pero fue crucial intervenir a tiempo. La sedamos para su estabilidad.
Freddy, mirando a Martín: Tenemos que estar allí para ella, papá. ¿Cómo pudo sentirse tan mal?
Martín: A veces, las personas enfrentan batallas internas que no conocemos. Lo importante ahora es estar unidos como familia.
En la habitación de Madelin, ambos se acercaron con cuidado.
Freddy: Mamá, estamos aquí contigo. ¿Cómo te sientes?
Madelin, dormida y entre lágrimas, le hace señas a la enfermera Barth indicándole que no quiere ver a nadie.
Martín: Estamos aquí para ti, Madelin. Juntos superaremos esto, como familia.
La Enfermera Barth, comprensiva, se acercó a Freddy y Martín en la habitación.
Enfermera Barth: Entiendo que Madelin no quiere ver a nadie en este momento, pero por su bienestar, sería mejor que salieran de la habitación y le dieran espacio para descansar.
Martín: (asintiendo) Claro, haremos lo que sea mejor para ella.
Freddy y Martín salieron de la habitación con el corazón apesadumbrado, confiando en que, con el cuidado adecuado, Madelin encontraría el apoyo que necesitaba para superar este difícil momento.
Madelin, después de un tiempo, logró salir de la habitación y se encontró con una pareja de ancianos que notaron su estado de crisis.
Anciano: Hola, joven. ¿Estás bien?
Madelin, entre sollozos: No lo sé, es solo que... mi infancia fue complicada.
Anciana: Si necesitas hablar, estamos aquí para escucharte.
Madelin les contó sobre sus experiencias, mencionando cómo sus abuelos paternos obtuvieron la custodia después de situaciones difíciles en su familia. La pareja de ancianos la escuchó con compasión, ofreciéndole apoyo en ese momento difícil.
Con lágrimas en los ojos, Madelin miró a la pareja de ancianos y les preguntó con timidez:
Madelin: ¿Quieren ser mis padres?
La pareja de ancianos intercambió miradas y sonrieron con ternura.
Anciano: Nunca pudimos tener hijos, pero estaríamos encantados de ser tu familia.
Madelin, con una mezcla de alivio y esperanza, abrazó a sus nuevos padres. Juntos, empezaron un nuevo capítulo lleno de amor y apoyo, construyendo una familia que les brindaría la paz y felicidad que tanto necesitaban.
Una hora después de la intensa conversación en el hospital, Madelin y Martín, conscientes de la necesidad de darle espacio a Freddy, decidieron dirigirse a una cafetería cercana. Con Freddy descansando en la sala de espera, buscaron un momento de calma para procesar lo sucedido y reflexionar sobre cómo apoyar mejor a su familia. Mientras disfrutaban de sus bebidas en la cafetería, compartieron pensamientos y planearon cómo enfrentarían juntos los desafíos que tenían por delante.
Madelin, con una taza de café entre sus manos temblorosas, compartió con Martín lo que había sucedido en la sala de espera.
Madelin: Les pregunté si querían ser mis padres, y sorprendentemente, aceptaron. Dijeron que nunca pudieron tener hijos.
Martín, asombrado pero emocionado: Eso es maravilloso, Madelin. Parece que has encontrado un lugar donde puedes sentirte amada y apoyada.
Madelin: Sí, creo que necesitaba eso. Aprecio mucho tu comprensión, Martín.
Ambos continuaron su conversación en la cafetería, compartiendo sus pensamientos y sentimientos sobre los eventos recientes, mientras se preparaban para enfrentar el futuro con esperanza y unidad.
Martín y Madelin, después de la cafetería, regresaron a casa en un ambiente más tranquilo. Mientras caminaban hacia la puerta, se detuvieron y se miraron con cariño.
Martín: Este día ha sido desafiante, pero estamos juntos en esto.
Madelin: Sí, y estoy agradecida de tenerte a mi lado. Tu apoyo significa el mundo para mí.
Martín, tomándole las manos: Siempre estaremos juntos, superando todo. Eres mi fuerza y mi amor.
Madelin, sonriendo: Y tú eres mi refugio. Te amo, Martín.
Ambos se abrazaron, compartiendo un momento de conexión y amor en medio de las adversidades, fortaleciendo así los lazos que los unían.
Madelin y Martín, sintiendo el amor y la conexión después de los desafíos del día, se dirigieron a su habitación. En un gesto lleno de cariño, se besaron tiernamente, encontrando consuelo y complicidad el uno en el otro. Mientras compartían ese momento íntimo, reafirmaban su compromiso de enfrentar juntos lo que la vida les presentara, sabiendo que su amor era una fuente de fortaleza.
Freddy, al regresar a casa y entrar en la habitación de Madelin y Martín, los encontró dormidos, abrazados. Observó la paz en sus rostros y se sintió reconfortado al ver a sus padres descansando después de todo lo que habían pasado. Con cuidado, cerró la puerta, dejándolos descansar, y se retiró a su propia habitación, agradecido por el amor y la unión que aún prevalecían en su familia.
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Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza
Storie d'amoreCinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo