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Capítulo Seis ／ Amargo
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—¿Por qué hay que caminar tanto? —se quejó Evelyn, agarrándose del brazo de George para apoyarse.
—Deja de ser tan dramática. —Lee puso los ojos en blanco.
—Oliver nos hizo correr vueltas alrededor del campo a las cinco de la mañana. —se unió Fred a sus quejas.
—Y el primer partido no es hasta noviembre. —añadió Evelyn perezosamente.
—Dijo que es para mantenernos en forma, pero creo que ya me veo bastante bien. —sonrió George, junto con Fred.
—Sigue soñando. —Lee puso los ojos en blanco. Se hizo silencio por un momento, lo único que se escuchó fue el ambiente de la naturaleza y el arrastre de los pies de Evelyn contra la grava.
—¡Vamos, muévanse! —Hagrid llamó a los estudiantes cuando se acercaban al bosque—. Reúnanse aquí alrededor de la valla. —señaló.
La mayoría de los Gryffindors estaban contentos de que Hagrid tuviera su propia clase, pero la mayoría de los Slytherin no lo estaban.
—Ahora, lo primero que harán será abrir sus libros. —comenzó Hagrid.
—¿Cómo abrimos nuestros libros? —Preguntó Phoebe.
—Acarícienles el lomo.
Algunas personas se burlaron, pero nadie dijo nada, lo que le permitió a Hagrid continuar con su lección. Hagrid se fue antes de regresar con una docena de criaturas extrañas. Sus cuerpos, patas traseras y colas se parecían a los de un caballo, pero también tenían alas, junto con la cabeza y las patas delanteras de un águila. Se mantenían erguidos y honestamente intimidantes.
—¡Hipogrifos! Hermosos, ¿no? —Hagrid sonrió con orgullo.
—¿No estuvo uno a punto de matar a Draco? —Preguntó un Slytherin.
