En otro lugar del reino, el rey tenía una conversación con la capitana de la guardia
Tauriel: ¿Me mandó a llamar, señor?
Thranduil: Sí. Hay algo de lo que debo platicarte
Tauriel: Lo escucho, mi señor -dijo atentamente-
Thranduil: Admito que estoy bastante preocupado por mi hijo
Tauriel: ¿Qué le ocurre a Legolas?
Thranduil: Además de, por lo visto, dar demasiada confianza a los guardias -comentó e inmediatamente prosiguió-
Thranduil: Está enamorado
Tauriel: Le aseguro, mi señor, que solamente me ve como la capitana de la guardia
Thranduil: Te ha agarrado afecto
Tauriel: No creo que usted permita que su hijo se comprometa con una elfo sinda vulgar
Thranduil: No, tienes razón, no lo permitiría. El tema es que, su interés no está puesto en una elfo sinda vulgar
Tauriel: No lo entiendo -dijo mirándolo con confusión-
Thranduil: La joven que trajeron junto a los prisioneros anoche. He visto cómo la mira y se interesa por ella. Mostrar tanta preocupación por alguien que acabas de conocer, y en esta situación, no le encuentro otra explicación
Tauriel: Tal vez solo le intriga que
Thranduil: No necesito tu percepción de la situación -la interrumpió-
Tauriel: ¿Para qué me necesita, mi señor?
Thranduil: Manténlo alejado. Aún hay trabajo que hacer con esas arañas que han llegado a mis tierras
El plan del rey fracasaba en el mismo instante que estaba siendo creado
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Legolas: ¡Alto! -ordenó el príncipe elfo a los guardias que sacaban a Lia del palacio-
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Elfo guardia: Tenemos órdenes del rey para llevarla a sus tierras, señor
Legolas: Las órdenes cambiaron. Seré yo quien la escolte
Lia observaba la situación intentando entender qué tenía el elfo en mente. Los guardias acataron la nueva orden, dejando que sea el elfo quien ahora tome del brazo a la joven y la saque del lugar.
Legolas: ¿A dónde te estaban llevando?
Lia: ¿A dónde crees?
Legolas: Eres una elfa -afirmó como si eso se tratase de una pista para conseguir la respuesta-
Lia: No es muy difícil darse cuenta. Pero eso no importa si no me llevarás ahí, y sé que no lo harás. ¿Por qué le mentiste a tus guardias?
Legolas: No es muy difícil darse cuenta. -imitó a la elfa- ¿De qué le hablabas a mi padre?, ¿Qué hacías con ese grupo de enanos?, ¿Qué relación tienes con escudo de roble?
Lia: Mis manos siguen atadas -ignoró a sus preguntas-
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Legolas: No necesitas tus manos para responderme
Lia: No, pero sí para quitarte tu arco y atacarte con este, después volver al palacio y luchar contra cieeentos de guardias armados, buscar al que tenga las llaves y liberar a mis amigos uno por uno -narró con sarcasmo- Solo desátame
Legolas: Eres lista -comentó el elfo antes de liberar las manos atadas de la joven-
Lia: Si insinúas que antes no te lo parecía, no eres muy cortés para ser un príncipe
Legolas: Tú eres muy poco razonable para ser una elfa. Tal vez te confundimos y sí eres una enana
Lia esbozó una ligera sonrisa mirando al suelo, intentando que el elfo no lo note
Lia: Solo una cosa te responderé -Levantó la mirada- ¿Qué quieres saber?
Legolas: Ahora mismo solo una cosa, ¿Debo creer que eres amiga o enemiga?
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