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  —¡Jungsu! Tanto tiempo. –Seungmin se acercaba al mayor de brazos abiertos y con una sonrisa en su rostro, las vacaciones habían terminado y finalmente se veían de nuevo.
  —Ay, te teñiste de nuevo. –Rio– Te ves bien, Seung. –Correspondió al abrazo de, el ahora, peli rosado.

Estuvieron un rato hablando de como habían sido sus vacaciones, Jungsu le contó de su nuevo hobbie: pintar. A Seungmin le pareció interesante entonces le pidió ver algunas obras, así que el mayor tomó su celular y se las mostró, no eran tantas pero a Seung le habían gustado y felicitó a su amigo por finalmente centrar su mente en algo, ya que siempre se la pasaba triste y después de estas vacaciones se le notaba mas sonriente. Pues, el año pasado había perdido a su padre en un accidente de tráfico, conducía rápido para llegar a la casa de su madre quien lo había llamado por que unos ladrones habían entrado en su hogar, no se dio cuenta de que iba en contramano y terminó chocando con un camión que transportaba animales, un completo desastre.

Ambos chicos se dirigían a su aula, estaban a punto de entrar cuando se dieron cuenta de que estaba toda llena y con solo un espacio libre; a Seungmin le había tocado otra división. Se despidieron lo mas dramáticamente posible y Jungsu ingresó al salón en silencio y disculpándose con el profesor por haber llegado tarde, se sentó en el lugar que quedaba y sacó sus cosas para empezar a tomar apuntes y atender a clases.
Era hora del recreo, y como era de costumbre para Jungsu se quedó en el salón, esta vez no a llorar, sino que para dibujar, se sentía muy feliz de que los pensamientos malos no lo invadan cada cinco minutos.

  —¡Hyung! Te estaba buscando –Era Seungmin, entrando al salón.

  —Oh, perdón. Me quedé dibujando, no me gustan los recreos, no quiero conocer gente nueva –Carcajeó observando como su amigo tomaba el asiento que estaba al lado suyo y se sentaba en este.

  —¿Hoy salimos a algún lado? Me aburro en mi casa, estoy harto de estar ahí, porfiiiis –El menor hizo una seña con las manos pidiéndole por favor a Jungsu, el cual no tuvo mas remedio que decirle que sí.

El timbre había vuelto a sonar indicando el final del descanso, todos volvieron a sus salones incluido Seungmin. Todo volvía a ser aburrido y repetitivo.

Mas tarde, luego de pasar diez horas dentro del infierno –así llamaba nuestro dúo al colegio– finalmente iban a donde se habían planteado en la mañana; primero irían a un café y luego a hacer shopping, a ambos les encantaba ya que ambos eran amant...

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Mas tarde, luego de pasar diez horas dentro del infierno –así llamaba nuestro dúo al colegio– finalmente iban a donde se habían planteado en la mañana; primero irían a un café y luego a hacer shopping, a ambos les encantaba ya que ambos eran amantes de la moda. Estuvieron horas y horas viendo ropa, se querían comprar de todo con solo diez mil wones, pero se pudieron llevar una camiseta cada uno, color negro para Seungmin y color crema para Jungsu. Ya era hora de volver a casa.
Jungsu acompañó a Seung a su casa y volvió a pie a la suya, sin antes pasar por una librería, le encantaba leer así que se compró un nuevo libro. Al llegar a casa su madre lo esperaba con la cena ya servida.

  —¿Dónde estabas? Te llamé cien veces y no me respondiste –Su madre estaba de brazos cruzados mirándolo fijamente a los ojos.
  —Mamá, te avisé por la mañana que iba a salir con Seungmin –Respondió dejando su mochila y campera en el perchero al lado de la puerta.

No quería discutir así que solo le pidió disculpas y se dispusieron a comer en silencio, al terminar Jungsu lavó los platos y se fue a encerrar a su habitación para leer su nuevo libro.
Estuvo un rato leyendo, había sido una buena inversión, pero ya se hacia tarde y mañana tenia que volver a la escuela, así que puso una carta de truco entre las paginas en las que había quedado y se fue a dormir.

Al cerrar y abrir los ojos se encontraba en la calle de nuevo, caminando hacia la casa de su abuela, o mas bien, corriendo apresuradamente. Había recibido una llamada de su abuela llorando desconsolada diciendo que le robaron todo, desde sus joyas hasta su televisión.
Jungsu siguió corriendo, veía la casa de su abuela pero cada vez de alejaba mas, en vez de ir, volvía y eso lo estaba desesperando.
Intentó correr mas rápido, pero no pudo. Se rindió y se detuvo a tomar aire sosteniéndose en sus rodillas, al levantarse vio una luz venir desde lejos, cuando estaba a punto de arrollarlo un camión abrió los ojos.
Estaba llorando, temblando y confundido por lo que acababa de soñar, venia soñando lo mismo desde el fallecimiento de su padre y todos los sueños acababan igual: él muriendo. Tenían distintos comienzos; él en la casa de su abuela, conduciendo el auto de su padre o viajando con este mismo. Estaba harto, solo quería dormir tranquilo.

  —Hoy fue un buen día ¿Por qué sueñas eso? Se supone que estabas feliz, Jungsu.

Se levantó para ir a la cocina y tomar un poco de agua, aun sorbía su nariz pero estaba mas calmado. Subió de nuevo a su cuarto, no volvería a dormir esa noche.

𝗧𝗁𝖾 𝖽𝗂𝖺𝗋𝗒.¹ ꞉ gunsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora